17.

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Jeongin abrió sus ojitos al sentir aquella mano en su rostro, su córnea aún no se acostumbrada a la luz del lugar pero sonrió al ver la figura masculina en frente suyo.

— Hyunjinnie~ viniste.

No recibió respuesta de su amigo por lo cual se acomodó en la cama, se frotó los ojos intentando que estos dejaran de ver borroso y se acoplaran al sol, lo logró en poco tiempo y dirigió su vista hacia su mejor amigo con una sonrisa, pero lo que vió no fue el hermoso hoyuelo de la sonrisa de su amigo, sino las ojos preocupados de Chan.

— ¿qué haces acá? — su voz sonó más a la defensiva que nunca, no recordaba nunca haber usado ese tono antes.
— tú madre me dejó entrar, dijo que quizás te vendría bien algo de compañía.
— te dejó entrar porque no sabe nada de lo que ha pasado, sino te hubiera pateado con las mismas ganas que tengo yo de hacerlo. Fuera de mi habitación.

Jeongin para ese punto se había girado en la cama dandole completamente la espalda a Chan, el mayor chasqueó la lengua frustrado. No podía pensar nada en ese momento que hiciera que el menor le prestara la más mínima atención, quería disculparse pero no tenía excusa alguna que justificara todas las cagadas que se había mandado en menos de un mes, queria decirlo todo, quería que Jeongin lo entendiera pero él bien sabía que eso no era posible.

Se sentó al borde de la cama admirando al pequeño, como su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración, no podía ver su rostro porque estaba tapado por el gran almohadón pero conocía perfectamente cada facción del chico.
La conocía por todas las veces que se le quedó mirando hasta altas horas de la noche cuando esté se quedaba a dormir en su casa, la conocía por todas las veces que su mano había recorrido desde su frente hasta su barbilla, la conocía por todos los besos en la mejilla que le había dejado. Conocía el rostro del Jeongin a la perfección, así como también conocía el resto de su cuerpo.
Chan conocía a Jeongin más de lo que él pudiese admitir, lo había visto desnudo, llorando, comiendo, riendo, saltando, lo había visto en los mejores momentos de su vida al igual que en los peores, lo había visto vomitando, ebrio, cocinando, dibujando, durmiendo. Lo había visto, y ahora no podía verlo por su maldita estupidez.

Quería decirle todo, quería decirle que Jennie fue quien lo besó el día de la pelea y él no podía soltarse del agarre, quería volverle a repetir todo aquello que le dijo la noche de la fiesta, quería decirle sobre el negocio y la amenaza de su padre, quería que el pequeño volviera a confiar en él, como en los viejos tiempos.
Le gustaba Jeongin pero ya era muy tarde para darse cuenta.

MinMin caminó hasta él y se deslizó entre sus piernas para luego acostarse en sus pies, Chan sonrió ante él pequeño gatito, recordaba haber visto la conversación de Jeongin con Minho el día que lo encontró, incluso por chat se notaba tremendamente emocionado por el pequeño animal.

Después de la visita de Hyunjin el menor se dijo a sí mismo que no sería un estúpido y enfrentaría sus problemas, era domingo y estaba listo para retomar sus clases desde mañana, afortunadamente su madre habló a la escuela y le permitirían hacer los exámenes nuevamente, Minho le había devuelto a su mascota la noche del viernes después de recibir un mensaje de Hyunjin diciéndole que todo estaría bien y todos los chicos habían acordado no hablarle a Chan más nunca en sus vidas.

— MinMin — por fin la carita llena de lágrimas y mocos de Jeongin se asomó por la esquina de la sabana, el pequeño animalito alzó su cabeza y soltó un maullido en forma de respuesta — él es el enemigo, atacalo.

Chan frunció el ceño.
Al gatito le tomó un par de segundos asimilar la orden pero después reaccionó a lo que su amo quería, el minino abrió su boquita y enterró todos sus dientes en la pierna de Chan, el mayor lanzó una blasfemia al aire y Jeongin comenzó a reír a carcajadas. Los colmillos del pequeño animalito estaban clavados fuertemente al tobillo del mayor y sangre empezó a brotar de el, Jeongin se alarmó un poco y le ordenó a MinMin que se detuviera. Aún mantenía su semblante serio, no quería que su mayor se diera cuenta de que estaba preocupado.

— ese gato si que tiene fuerza en la mandíbula — Chan lanzó una pequeña risita y se dirigió al baño por el botiquín de primeros auxilios.
— ¿Quieres ayuda con eso, hyung?

Incluso al pequeño le sorprendió haber pronunciado esas palabras, pero ver al chico cojeando por culpa suya lo llenó de remordimiento. Se levantó de la cama y se acercó al chico quitándole el maletin de las manos, lo abrió y sacó todo lo necesario, MinMin los observaba desde una esquina atento a todos los movimientos de su dueño y listo para atacar en caso de otra orden.

— tu gatito se parece a Minho — la voz de Chan llegó a los odios del muchacho una vez estuvo de rodillas, el menor asintió y sonrió — Jeongin, tenemos que hablar pero tenerte en esa posición me dan ganas de todo menos de hablar.

El menor levantó la vista con un sonrojo amenazando sus mejillas, quizo pronunciar algo pero su lengua le falló y ni siquiera fue capaz de formular una palabra. Chan lo tomó del brazo y lo hizo levantarse de dónde estaba, Jeongin tragó saliva, su corazón comenzaba a latir con fuerza y sabía que sí su mayor se seguía acercando más iba a perder completamente la cordura.
Chan sabía el efecto que tenía en Jeongin, sería un estúpido si desde el principio no se hubiera dado cuenta que cuando le dice cosas lindas o pervertidas se sonroja, y cuando roza su nariz en su cuello el pequeño tiembla debajo de él. Chan sabía que ponía débil a Jeongin, Chan sabía que el chico sólo era tímido e inocente cuando estaba con él. Y eso le gustaba, le encanta de muchas maneras.

Jeongin era gay, pero Chan no, o eso creía él. Pero le gustaba Jeongin, se lo había admitido a sí mismo al espejo varias veces la noche anterior. Pero no era gay, no era gay porque sólo le gustaba Jeongin.
Chan se acercaba cada vez más al menor y este respondía dando pasos hacia atrás alejándose. Pero el baño no era eterno y hubo un punto donde la espalda del pequeño golpeó la fría baldosa y entendió que ese sería su fin, Chan puso ambas manos a los costados del niño impidiéndole salir.

— Jeongin-ah~ me gustas — el menor tragó saliva y negó.
— Chan, estas pensando con el pene, no te gusto.
— no, Jeonginnie hablo en serio, me encantas joder, me gustas demasiado, eres como el maldito oxígeno. No tenerte en la escuela fue un sufrimiento, ya no tener tu adorable carita asomándose por la puerta mi salón esperando por mi para ir a almorzar, ni tu manito sobre mi brazo dibujando corazones y flores con tinta negra en mitad de la cafetería, ni tu risa resonando por los pasillos, ni siquiera tus piesitos moviéndose al compás de la música mientras vamos en el auto de camino a tu casa.
— Chan eso fue antes de que tuvieras novia, ya eso no es posible.
— ¡lo sé! Y a eso quiero llegar, ella no me gusta Jeongin, el que me vuelve loco eres tú, todo tu mierda, siento que te perdí, no quiero perderte, lamento no darme cuenta antes de lo importante que eras para mi en mi vida. Solo... — Chan tomó la barbilla del chico y lo acercó a su rostro — solo dejame amarte como se debe, como te lo mereces.

Jeongin suspiró con una sonrisa colandose en sus labios
¿eso significaba que Chan terminaría con Jennie? ¿Terminaría con la arpía solo por él?
Ese pensamiento lo llenó de emoción y sus brazos rodearon el cuello del chico frente suyo, ya no podía ocultar la sonrisa que traía.

— Usted también me gusta mucho, desde hace mucho tiempo.
— lo sé pequeño.
— Entonces ¿esto que significa, hyung ? — El pequeño se mordió el labio expectante.
— me gustaría que saliéramos Jeongin-ah~ en citas y todo eso que hacen las personas que se gustan ¿Te gustaría?

Jeongin asintió inocente, porque así era él. Muy inocente.

a little bit cute ↝bc + yji Donde viven las historias. Descúbrelo ahora