Capitulo 10- Un Defecto Y Una Llave

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Tras salir aquellos hermosos pero a la ves fastidiosos rayos de sol que hacían alumbrar toda la oficina de Sting, el comenzaba a despertar, tallandose bruscamente los ojos.

— Jo..Joder, ¿en que momento quedé dormido?

Sting miraba todo lo que había a su alrededor, lo único que era notable era una Lucy que dormía recargada al escritorio sentada en la silla, con todos los papeles y carpetas acomodadas a su lado.

Ella había hecho todo el trabajo de su esposo.

— Rubia...

Sin duda alguna la cargo en sus brazos y salió por la ventana, debía llevarla a casa para que descansará, eran demasiado papeles, cosa que Sting sabía que terminó muy tarde

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Sin duda alguna la cargo en sus brazos y salió por la ventana, debía llevarla a casa para que descansará, eran demasiado papeles, cosa que Sting sabía que terminó muy tarde.

— Valla, no eres nada tonta. ¿Cómo supiste que la esposa tiene el permiso de hacer la papelería?. —Le susurro—

Observo detalladamente aquellas hermosas y largas pestañas de su mujer.
Sus finos y rosados labios que tenían un brillo jugoso para el.

Aunque no fuera su tipo, algo en ella le llamaba la atención.

Cuando llegó a casa y la recostó en la cama para después cobijarla, iba a marcharse pero está empezó a sollozar y a murmurar algunas cosas.

— Natsu... Natsu... Te necesito... Tch...

Sus sollozos se hacían más notables, Sting no sabía que hacer, solo tomo la mano de ella y la apretó fuerte.

— No soy Natsu, pero estas a salvo, tranquila Rubia.

Acarició su frente hasta su cabello, tratando que conciliar tranquilidad por parte de ella, cosa que había logrado con facilidad, pues dejo de sollozar y murmurar cosas.
No entendía absolutamente nada Eucliffe.
Tal vez alguna pesadilla tuvo.

No le tomo tanta importancia y después procedió a darse una ducha rápida y seguido de eso retirarse para el gremio.

No sin antes pasar una vez más por el cuarto de Lucy para verificar que ella estuviera bien, a lo que la encontró leyendo un libro.

— Buenos días rubia.

— Bue..Buenos días Sting —Desvío su mirada—

— Gracias por el café y por ayudarme.

— No agradezcas...

Ella volteó a mirarlo, para ver una hermosa sonrisa de parte de el, claro, la más sincera que a visto hasta ahora.

Ella volteó a mirarlo, para ver una hermosa sonrisa de parte de el, claro, la más sincera que a visto hasta ahora

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Juntos Por Compromiso: StingluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora