Recaída III

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¿Quién iba a decir que volvería verte a la cara?, que después de unos años, después de haberme convencido de que jamás volverías a habitar dentro de mí, te asentarías ahora con tal vehemencia.

En las noches cuando cierro los ojos, en busca de la efímera tranquilidad que obtuve en tu ausencia, las palabras que susurraste alguna vez tan dentro, donde yo, aturdido con el pesar de un amor envolvente y escandaloso, té ignoraba.

Quizá gritabas para advertirme del peligro que acarreaba tal convenio. Quizá solamente celabas el que no recurriera a ti, cuando mi alma una vez más echa pedazos se dejó caer ciegamente sobre aquellos brazos. Todo eso que dejé de atesorar conscientemente, todo aquello que deje a tu cuidado sin pensar te lo arrebate.

Descuidado fui al no escucharte, descuidado fui al confiarme, descuidado fui al entregar tanto a tan poco, descuidado he caído aquí nuevamente, contigo. Ahora vengo a ti desvalido con todo aquello que una vez partí, esperando que aceptes una vez más los idílicos Recuerdos que junté en tu ausencia.

Diario de un pensador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora