Solo andar...

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Es un vacío inmenso el que puedo presenciar ahora ¿Se supone acaso que me encuentro temeroso?, Si, lo estoy.

Hay muchos "¿por qué?" en mi cabeza, Y la respuesta de cualquiera revive la siguiente pregunta, es un ciclo inconsciente y sin fin.

He intentado incontables veces encontrar y seguir la raíz de todo impulso constante e infinito... vaya estupidez.  Veo hacia todas las direcciones, pero he estado obviando la verdad frente a mí. Sorprendido estoy de la grandeza del ego, de sus artimañas y desviaciones. Sin palabras me encuentro cuando luego de dar vueltas y vueltas a estas dudas, caigo de nuevo en la incertidumbre. Es tan grande el laberinto y el tiempo que llevo en él, que he olvidado el motivo de mi búsqueda. Sin embargo, nada ha sido en vano, pues he tenido que perder grandes tesoros; o más que perder, la vida me puso en disposición de dejarlos en libertad. Es un diluvio de tristeza el que me arropa ahora mismo.

Soledad, tú que has presenciado el origen de la vida, de mi vida, y eres eterna; Tú sabes la eterna soledad que me ha acompañado desde siempre. Pero ahora más que nunca te veo a los ojos y me hallo en un mundo realmente oscuro, sin sentido, sin caminos, sin esperanza de cualquier cosa. No estoy deseando la muerte, porque a pesar de todo, existe una gran ternura en tu mirada, y sostiene mi esencia en todas las dimensiones.

  Cuando mi atención se hace extrínseca, el caos que rodea cada espacio del universo se hace evidente, y he llegado a pensar tantas veces que no es mas que el reflejo de mi interior; pues solo eso explicaría; sin palabras, más allá de toda lógica y razón, esa enorme voluntad de querer superarme, de desprenderme de todo, de ir en contra de toda ley y mandato, de ser libre. No quiero que se tergiverse mi pensar, es dentro del caos donde me debo sumergir si quiero seguir avanzando, aunque tenga miedo y tiemble ante el destello de una repentina chispa de luz en la eterna oscuridad.

Soledad, oscuridad, caos, orden, luz. Puede ser, puede ser que todo esto conforme una unión consagrada que el ego divide y categoriza, y transito ahora queriendo evitar que se yo qué cosas, como si supiera yo lo que es bueno o malo, como si existiera lo bueno o malo. No puedo yo juzgarte, soledad, no puedo juzgar yo cualquier cosa, es el silencio quien me comunica la verdadera intención de cada infinito presente, y es en silencio que he de morir y renacer las veces que hagan falta; Sin embargo, con todas mis fuerzas emitiré un vigoroso y sórdido grito a cada partícula del universo cuando la verdad repose y transite a través de mí.

Diario de un pensador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora