LUCY TROCHILIDAELucy se dirigía a casa luego de haber concluido su turno de la mañana en la universidad. Caminaba inmersa en sus pensamientos como de costumbre, solo acompañada por sus auriculares para ahogar el bullicio que persistía en el centro de la ciudad.
<<Es suficiente estrés por hoy.>>
Pensó mientras fijaba la vista en las aves que la sobrevolaban. Para ella silenciosas, pues sus oídos estaban sumergidos en la música.
Vivía en una zona boscosa, un tanto retirada de la civilización central; sin embargo, tampoco se encontraba tan alejada de la ciudad. Y mientras caminaba hasta su hogar, no se percataba que un chico la seguía.
JACOB CORVIDAE
Jacob era un chico recién llegado en la ciudad, había decidido detenerse en el banco de un parque a observar aquel mágico lugar.
Poseí un lápiz y una libreta, donde escribía cualquier cosa que captara su atención. De repente, pasaba cerca una bandada de aves, todas chirriando al mismo tiempo.
"Aves: Se dirigen al norte, se encuentran sometidas (naturalmente) a una vida de instintos sin siquiera un atisbo de conciencia, buscando una pareja para su temporada de apareamiento." -escribió.
<<No es agradable depender de algo o alguien para sobrevivir. Como sea, supongo que es tonto utilizar la lógica para entender a la naturaleza.>>
Volvía la vista al cielo, cuando de pronto su mirada se vio atraída por una chica que caminaba del otro lado del parque. Tenía una piel pálida, estatura de 1.69 cm, cabello corto y espeso (casi a la altura del mentón), labios poseedores de un rojizo natural que asemejaban a una rosa tratando de florecer en la fría nieve de algún desértico lugar en la Antártida. Llevaba un saco rojo no muy formal que cubría sus rodillas, el cual hacía un contraste perfecto con su piel. También vestía una braga debajo hecha de jean, esta llegaba hasta sus muslos, y unas botas de hule o goma.
Sus pasos eran lentos, como quien sabe cuántos pasos debe dar exactamente para llegar a su destino. Parecía no importarle su alrededor, sus ojos estaban puestos en el cielo, daba a entender que había recorrido ese camino muchas veces.
Tenía la mente en blanco hasta que la figura de aquella chica pasó a ser casi imperceptible. Mientras aún estaba al alcance de su vista, tomó su mochila y siguió sus instintos: Se puso en marcha.
Comenzó a caminar detrás de ella para no perderla. No sabía qué lo impulsaba, su razón parecía ser eclipsada debido a la cantidad de sangre que corría por sus venas a toda velocidad, acompañado de una rara sensación de ansiedad.
Mientras caminaba deprisa para seguirle el paso, planeaba como abordar a aquella chica...
-Solamente diré hola, o podría preguntar la hora, esa puede ser una buena excusa. Luego me marcharé, si no... voy a parecer un depravado.
------------------
Lucy estaba ya muy cerca de llegar a casa, las últimas canciones ya se habían reproducido.
Al detenerse la música, solo a pocos pasos de la entrada de su hogar, introdujo las manos en el saco en busca de las llaves.
-Disculpa...
La voz de alguien que cruzaba los árboles que dificultaban el tránsito por aquel lugar la sorprendió por completo.
- Disculpa, te seguí...
Jacob fue interrumpido por una frágil rama, la cual se dejó caer sobre su cabeza con vana ferocidad, por ende no detuvo su presentación.
-Soy Jacob, quería saber la hora, y si no es un inconveniente también me gustaría saber tú...
ESTÁS LEYENDO
Diario de un pensador.
AléatoireNo hay un limite para las historias, los viajes, las experiencias o el aprendizaje. En un mundo donde reina lo infinito ¿por que agregar un final antes de mi partida?, la conciencia se conecta con el arte, la música, la poesía y todos los medios po...