Mi amada, y mi querida soledad.

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¿Qué hay de malo si la vida de un solitario es triste a veces? todo tiene un comienzo y un final. La felicidad que puede sentirse en breves instantes hace la vida tan perfecta, que no puedo quejarme porque a veces, quizá en intentos fallidos por hacerme reír, me haga llorar.

¿Qué si la vida de alguien triste está llena de amigos? aunque amigos sea algo muy personal para describir dichas relaciones. Una sonrisa te la puede brindar cualquier chiste, incluso si estuviese mal contado; tantas sonrisas pudiste habérmelas brindado tú, ahogadas en dichosos silencios, para después liberar una escandalosa y hermosa risa, junto a una mirada que podía convertir a la soledad en mi enemiga.

¿Y qué si en mi soledad añoro tenerte? si el permanecer 15 minutos sumergido en la sociedad me hace querer volver a mis pensamientos, quizá tristes, aunque suelen ser melancólicos o felices cuando pienso en ti; y más temprano que tarde, recaigo en periodos letárgicos en los que puedo verte.

No soy bueno para odiar, tampoco para olvidar, aunque creo saber qué sentimientos atraen dichas emociones. Puedo reír después de llorar, puedo llorar después de haber reído por horas, puedo extrañarte, y pocos segundos después, perderte en un mar de pensamientos.

¿Y qué si la soledad me obliga a sobre pensar la verdad? y la verdad es que por muchos instantes, aunque al unirlos todos no representen ni la cuarta parte de mi vida (al menos la parte en que era consciente de tu existencia) me pareció haber vivido más de una vida a tu lado. Y a estas alturas me doy cuenta de que 3 segundos a tu lado, parecían años soñando despierto.

Y si el solitario llevase más de una vida ¿podría el solitario vivir una felicidad eterna? si la felicidad resulta ser tan corta, entonces transcenderé a la dicha.

¿Y qué si prefiero la soledad? me enamore de ella, de su forma de pensar, de cómo me ve llorar, de cómo me ve reír, de cómo me juzga, de la forma en que me abraza y me besa con labios amargos, manchados con labial de colores brillantes. Qué difícil es decidir entre tú y la soledad, pero siendo sincero, aunque decida estar contigo, mi soledad siempre será mía.

Diario de un pensador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora