Así culminó un amor insuficiente:
Yo no estaba perdido en su cuerpo o en su piel, era algo intangible pero real, suficiente. El gesto de su risa, el brillo en sus ojos, su alma desnuda.
Me hice uno con otro ser, excusas superficiales como arrugas en su rostro no serían suficientes, estaba yo en los jardines de su esencia.
Cualquier situación que parecía impedir ser uno con ella, o acompañarla, serían incapaces de hacerme dudar, tarde o temprano escogería estar a su lado... pero no fue suficiente.
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Diario de un pensador.
De TodoNo hay un limite para las historias, los viajes, las experiencias o el aprendizaje. En un mundo donde reina lo infinito ¿por que agregar un final antes de mi partida?, la conciencia se conecta con el arte, la música, la poesía y todos los medios po...