El jardín siente la primavera acabar su ciclo. Agradece y se deja morir, esperando su nuevo florecer.
El jardinero vuelve a sus flores, pues sabe que la primavera marchó una vez más. Y debe el jardinero abandonar su ego para esta labor, o solo podrá acelerar la muerte e infertilidad de la tierra.
Debo fortalecer mis raíces cuál árbol de bambú para no colapsar ante la tormenta que ocasionalmente hay entre tú y yo. Y luego de haber desarrollado tal fuerza, he de ser flexible para adaptarme a los cambios necesarios que acarrean tu llamado "amor".
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Diario de un pensador.
De TodoNo hay un limite para las historias, los viajes, las experiencias o el aprendizaje. En un mundo donde reina lo infinito ¿por que agregar un final antes de mi partida?, la conciencia se conecta con el arte, la música, la poesía y todos los medios po...