Enséñame a Sonreír.

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Cada segundo parece estar sucediendo más despacio. Se agotan mis palabras, el tiempo, todo en lo que creo se desvanece, desaparece como la nieve en verano, y todo el camino transitado no es más que un sueño.

La vida, justo ahora, al contrario de lamentable a pesar del sufrimiento, se siente vivaz y misteriosa, siempre me acompaña, y en sus ojos transparentes ignoro verme reflejado.
 Que complicado es todo esto, este gran velo impide el escape de mis lamentos, y  hacerme el fuerte se siente igual que colocar una bandita en una herida de bala.

Sé que debería rendirme, morir de una vez y dejar de luchar contra ti.
Debería dejar que, de una vez por todas, arraces con todo lo que yace ante ti, conmigo. Porque llevo mucho tiempo hundido en cavilaciones, y cuando juzgo haber acertado, levanto la mirada para contemplarme aún más profundo en la oscuridad.

Vida, siempre tan misteriosa, siempre sonríes, aun en penurias y llantos te sostienes serena, en silencio. Sin embargo, ciegamente paso de ti, porque en ocasiones, cabalgando sobre ego y quimeras, ocasiono advertir el arma en tus manos; más tarde, en el transcurso de un parpadeo, mis manos se hallan ensangrentadas, y un increíble dolor punza mi corazón. Aun así,  pacientemente esperas cualquier acierto para avanzar conmigo, o un desatino que hará más largo el camino, pero jamás detienes tu andar. Permíteme ahora tomar tu mano, permanecer en lo desconocido, porque es lo único que he conocido hasta ahora. Por favor, enséñame a sonreír.


Diario de un pensador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora