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Capitulo: El chico que me gusta. 

Había pasado dos años al menos desde que nació la hija de Konohamaru y Hanabi, el equipo siete volvió de una misión reciente, Hanabi estaba esperando a Konohamru en la entrada, el ninja se disculpo con ellos por no poder cumplir con la promesa de ir por unas hamburguesas para cenar con los tres. El resto iban caminando cuando el siguiente que estaban esperando en el camino era a Boruto, Sumire estaba vestida con vistas a una probable cita, Sarada tomo del brazo a Mitsuki emocionada para hacerse un lado y darles privacidad, caminaron desviándose de la calle principal. 

—Desde aquí ¿escuchas?

—Perfectamente—. Los dos disimularon que estaba platicando entre ellos pero solo estaban espiando la situación que se le estaba dando a Boruto. 

El rubio ya había superado el complejo por su estatura, con el tiempo también se había unido a los entrenamientos matutinos con sus amigos, y por las tardes también entrenaba arduamente. Se estaba poniendo muy nervioso, todo aspecto físico en Sumire era de su completo agrado, sus femeninas ropas, su postura, su bellisimo cabello sedoso suelto, sus ojos oscuro le eran sensuales y misteriosos, su sonrisa era tan agradable. 

 —Quería proponerte una cosa Boruto¿si tienes tiempo?— ella apretó ligeramente el delantal que llevaba doblado en su antebrazo —quieres cenar conmigo.

—¡Por supuesto! estoy encantado, le diré a los chicos... —se volteo creyendo que ellos estaba a menos de medio metro pero estaban del otro lado de acera, agitando la mano para despedirse y largarse. 

—No creo que sea necesario— le sonrió picara, y lo tomo de su brazo apoyando su cabeza en su hombro haciéndolo estremecer en el acto. —Alguien ya nos escucho. 

El rubio la iba a llevar directo a comer hamburguesas, pero entonces atino —¿a dónde quieres ir?— Sumire le indico donde quería ir a comer con él. 

Sarada los vio algo preocupada —ese idiota seguro la llevará a lugares donde solo él va a disfrutar— Mitsuki negó, y Sumire les levanto el pulgar a ellos sin que Boruto se diera cuenta. —Ho se le va declarar por fin, fueron dos años de exhaustivo trabajo para que la viese de la misma forma. Abra que felicitarla mañana. 

Contemplaron a la pareja irse con los tenues rayos del atardecer, una atmósfera cálida entre ellos.

—Tú y yo, pollo frito con cerveza en mi casa— dijo el albino cuando se quedaron completamente solos. 

Ella frunció el ceño e hizo una mueca —¿qué clase de propuesta es esa? ¿dónde aprendiste esa fatalidad de proposición?

 —De Iwabe ¿qué dices?— parecía sumamente confiado que le darían un si.

—Hoy no puedo, mi padre vuelve hoy y mamá esta en el hospital, no quiero que este solo en casa, disculpa era una buena propuesta, se me parte el corazón dejarte con tus planes. 

—Estas rechazándome por el taciturno de tu padre ¿tienes agallas? no te dejaré jugar más con Mikazuki— trato de sonar rencoroso, cuando con ella nunca lo había sido, no le quedaba de otra ya que no puso disimular la molestia que le tomo su respuesta, 

—Oh vamos, mañana podemos hacerlo, no seas mezquino— lo cogió del brazo para que no se escapará a su casa ofuscado —no te pongas celoso de mi papá. 

—Si se siente tan solo puede ir a ver a tu madre, o tener más hijos. Acaso no ¿tiene amigos? 


—¡Ey Sasuke vamos a beber!— Naruto cogió del cuello a su mejor amigo, fuera del edificio del Hokage, con su sonrisa de Zorro. 

—Primero termina tu trabajo luego hablamos— dijo declinando su oferta con un semblante sombrío. 

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora