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Capitulo: Visita.

La pelirosa llego exhausta pero cuando abrió la puerta su esposo estaba sentado en el sillón con la mente en las nubes, pero volteo de inmediato para verla y recibirla muy a su manera. Ella sonrió perdiendo de inmediato varios puntos de cansancio, aún quedaba algo de olor a comida de la madrugada. 

—Oh huele muy bien ¿Sarada te consintió?— la mueca de su esposo le respondió a ello, entonces vio los zapatos de Mitsuki. —¡Se quedo a dormir! vaya, últimamente ni estaba viniendo a cenar, es bueno, Sarada parecía muy solitaria con su distancia.

—Tanto así le afecta a Sarada lo que haga o no haga su compañero.

Sakura se rió un poco —no es raro, yo sufrí mucho por tu causa, solo porque me gustabas—. Las alarmas se encendieron por completo en Sasuke, a unos metros tenían durmiendo al chico que le gustaba a su hija, bajo el mismo techo. Su esposa estaba disfrutando de su angustia, sonreía divertida ante su espanto, se apoyo en él. —Estoy muy cansada me llevas, comeré después. 

Padre e hija salieron de la casa, Sakura se había quedado dormida profundamente en cuanto su cabeza toco colchón, y al albino lo llamaron al edificio del Hokage, para ir inmediatamente. Sasuke guardo silencio todo el camino, Sarada hablaba esporadicamente mientras él solo escuchaba, por supuesto que tenia una tema en mente pero no sabia como abordarlo, llegaron a la guarida del sanin, el hombre serpiente de aspecto androgeno los estaba esperando, sonrió con esa cara que inspiraba nada de confianza. 

—Es un gusto verte, veo que la estas escoltando— dijo mientras sonreía, Sarada lo veía, para ella solo era un científico tan enfrascado en sus estudios que perdió la definición de lo correcto e incorrecto en la búsqueda de su curiosidad y ambición. —Estaba contemplando la idea de que mi hijo no te lo diría nunca. 

—Si me lo dijo desde un principio, pero tuvimos muchas misiones consecutivas— Sarada hizo una reverencia y se apresuro en excusar a Mitsuki. 

 —No tenemos mucho tiempo— dijo Sasuke áspero como siempre. 

—Por supuesto, aunque la única que es cordialmente bienvenida es tu hija, si tienes prisa puedes irte— se volteo y comenzó a mostrar el camino. 

Sasuke le iba a decir a Sarada que se fueran cuanto antes pero la chica ya iba detrás del sanin— Mitsuki no me habla mucho de usted, pero es un verdadero halago que quiera ver mis técnicas. 

El sonrió más o menos y la llevo a un enorme campo de entrenamiento, este le recordó el que había en la escuela ninja —pues e curado unas heridas bastante serias en mi hijo cuando me entere que eran cosa tuya, la curiosidad fue en aumento. 

—¿Heridas?— Sasuke sabia que el sanin no cuidaba de nadie, tenia a otros que podían hacer eso por él. 

—Pero estas heridas han disminuido hasta el punto que pensé que ya no estabas realizándolas en él, por lo que quiero verlo por mi mismo... hablando del demonio, acaba de llegar— Mitsuki venia corriendo y se detuvo casi cuando estuvo al lado de ellos. 

Leyó rápidamente el ambiente, Sasuke estaba agotando sus ultimas cuotas de paciencia, y su padre lo usaría claramente para ver la fuerza de la chica. —No te llamo el séptimo ¿cómo volviste tan luego?— Mitsuki sonrió, solo golpeo la mesa del hombre zorro y le dijo que no tenia tiempo para perder lo con él. 

—Entendió que tenia otras cosas que hacer, iré a ver que quiere cuando volvamos— lo dijo despreocupadamente, ya vería que quería, miro de reojo a su padre este estaba expectante a su comportamiento con Sarada, seguramente para analizarlo, debía ser los más breve posible. Tomo distancia —haz la más destructiva de todas, envuelta en el kuro no raijin con todas tus fuerzas, para que vuelvas a tu casa cuanto antes. 

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora