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Capitulo: Efecto.

El semblante del séptimo Hokage era particularmente serio, como muy pocas veces lo vieron los chicos de esta generación, todos los presentes supieron que los habían llamado a platicar con ellos como solía hacer, tanto Kawaki, Sumire, Mitsuki y algunos pocos Shin que ahora tenían sus propios nombres, estilos de vida diferentes y personalidades muy variantes, pero solo tres de ellos estaban presentes. Afuera Sarada estaba sentada con Chou chou fuera la Uchiha miraba con especial ternura a su amiga, estaba haciendo miles de planes, iba a ser madrina del primer bebé de su mejor amiga, su sonrisa se trazaba de manera natural. 

—Chicos con el secuestro de Sarada, la aldea tomo algunas medidas extremas, el punto es que algunos de los ninjas se fueron a aniquilar esa organización— "aniquilar" era una palabra muy severa para Naruto y con ello decía mucho —ellos trajeron a unos niños consigo. 

Kawaki que tenia su postura desgarbada y sus manos en los bolsillos —bien, lindo ratitas de laboratorio— sonrió con sorna y miro a los presentes, básicamente todos los reunidos lo eran. —Como todos nosotros ¿qué quieres viejo?

—Voy a ser molesto en este momento y muy entrometido, quiero saber quien esta dispuesto adoptar a uno de estos niños— bajo su cabeza incomodando con su actitud a todos. El Hokage pidiendo un favor y bajando su cabeza —todos ustedes fueron traídos a la edad cercana de los diez, once años, ustedes conocieron el calor de la aldea, ahora yo Naruto les estoy pidiendo si podrían enseñarles a estos pequeños una... 

—Levante la cabeza suegro, claro que si, yo personalmente no tengo problemas— Sumire con mucho respeto le tomo la cabeza al rubio y lo enderezo. 

El hombre-zorro aprecio que no había ninguna manifestación de negatividad al respecto, los Shin estaba un poco abrumados por la responsabilidad pero nada más porque iban a aceptar. Naruto miro a Kawaki, su hijo, él, su propio hijo, lo había escogido como padre, este le estaba sonriendo, hace muy poco se había ido de casa y estaba viviendo bastante cerca del otro chico que trataba de ocultar una efímera sonrisa. 

—Viejo si quieres puedo adoptar cuatro a la vez, no te ofusques ademas, seguro que ya llevaste un mocoso a la casa y se lo dejaste a mamá, así como si nada—. En efecto le había llevado uno a Hinata, uno de los más pequeños, si no tomaba al menos a uno como su propia responsabilidad ahora no podría estar pidiendo semejante deseo egoísta.

—No podrías ocuparte de tantos a la vez aunque quisieras— le golpeo el pecho Mitsuki —terminaras yendo a mi casa—. ¿Qué tan pequeños son? puedo llamar a alguien en Oto, si faltan algunos por adoptar ¿cómo están las relaciones con Oto?

—Bien creo, y escolte hace dos días al líder de la aldea de Oto que vino. Los Yamanaka enloquecieron sintieron un terrible chakra entrando tranquilamente— explicó Kawaki.

Al rubio, sus ojos azules se les llenaron de lagrimas, conmovido, de alguna forma la aldea crió muy bien a estos chicos. Los llevo donde tenían a los niños, cada pequeño ya fue debidamente examinado, de todas formas tenían los expedientes médicos de ellos extraídos del lugar en donde los hallaron. La mayoría bordaba entre dos a cuatro años, eran muy pequeños solo para designarles un tutor y llevarlos a la escuela. Sarada siguió al grupo por mera curiosidad, estaba expectante de lo que pasaba, ella vio una sala que parecía una guardería infantil, se encontraban varias mujeres, médicos y doctoras de los laboratorios de la aldea cuidándolos, la Uchiha no necesito explicaciones, los niños tenían tatuajes con números en sus muñecas, y llevaban ropa de hospital, camino rápido por detrás de Mitsuki quería saber que hacia allí, para que lo habían llamado y le iba a demandar algo, solo esperaba que no fuese tan egoísta su petición.

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora