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Capitulo: Siempre voy tarde en todo. 

Tal y como había pronosticado Sarada, luego de almorzar salio a jugar con los niños, ambos niños salieron con sus juguetes, los adquiridos en el festival y estaban jugando con el albino, Sarada estaba trenzando el pelo a Kohaku, sus otros dos alumnos estaban sentados con ella a su lado hablando banalidades. El equipo de Mitsuki se había quedado dormido en el sillón. 

—A su esposo le sobra energía— dijo Yoshiko. 

—Así parece— dijo Sarada dándole los toques finales al peinado de Kohaku. 

—Todavía no son esposos— le corrigió Shen —¿no planean casarce?

La Uchiha meneo la cabeza —no quiero una boda. Mitsuki ¿te quieres casar?— alzó la voz con la pregunta. 

El albino estaba enseñando les a blandir las espadas de madera a los niños, y estos inmediatamente le pegaron en las canillas —vivimos juntos ¿necesitamos casarnos?— osea le daba igual, pero si Sarada quería entonces si.

—Ya lo escucharon—. Sus ojos estaban en linea. 

Kohaku inflo sus mejillas. —Yo estaría muy frustrada si mi novio dijera eso. 

El chico junto le paso la mano por el dorso en sus brazos —pero no tienes uno— ella enrojeció por su acción. 

—Coqueteen se en otro lugar, no les da vergüenza— se burlo de mis alumnos, estos se pararon inmediato 


Al poco rato sus alumnos se fueron, Mitsuki entro casi cuando ya se ponía en sol en el firmamento, los niños estaban bostezando. —Hay que mantenerlos despiertos, no tomaron la siesta y si duermen ahora, no abra forma que se duerman a una hora debida para ellos.

—Yo creo que dormirán plácidamente hasta el próximo día, pero despertaran muy temprano. 

—¿Tú crees?— parecía algo decepcionado. 

—Salgamos ya que estas actuando como una bestia que fue encadenada. Hace un rato que no salimos con los chicos a divertirnos.

Enmarco una ceja —¿con quien los dejamos? ¿con tus padres?— tenia cierto tono de ironía. 

Sarada le indico que estaban el equipo tres adentro, durmiendo, pero aún estaban allí. —Antes que dejes que mis padres cuiden de nuestros niños, vas a quedar calvo. 

Mitsuki soltó una carcajada —si claro. Sabes que no tengo genes de calvicie en mis venas, es tan probable como que tú también tengas genes de calvicie en tu familia. 

El albino entro y despertó a Ryoka, el de cabello plateado despertó y se dio cuenta que Kiyori estaba durmiendo entre uno de sus brazos, sonrió como un tonto enamorado —¿qué pasa?— dijo lo más bajo y suave que pudo para disfrutar un poco más de la situación. 

—Estas a cargo de la casa, dile a Kiyori si quiere ganar un poco de dinero siendo niñera de los niños...

Sarada sonrió como una negociante abrazando por detrás a Mitsuki —despachas a Takato y juegas un rato a la casita con tu querida Kiyori— subió y bajo las cejas muy rápido mientras se ensanchaba su sonrisa. —Se astuto de una vez por todas y has tu movimiento. 

—No, esperen que... son unos adultos terribles... ¿por qué me dicen esto? ahora estaré muy nervioso para cualquier cosa—. Estaba completamente avergonzado.

—¿Qué? solo estamos siendo amables y te estamos brindando una oportunidad real.

Mitsuki recostó a los niños en los futones en la sala. Se reviso los bolsillo y se saco un paquete metálico y se lo ofreció a Ryoka que sin pensarlo extendió la mano, hasta que se dio cuenta que era, abrió la boca y enrojeció completamente, Kiyori se movió un poco murmurando algo ininteligible dormida. Entro en pánico y se lo metió en el bolsillo con prisa. 

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora