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Capitulo: Interés.

Hace unos días había celebrado el cumpleaños de los niños, Sarada miro a través de la ventana, estaba recargada mirando como jugaban los niños abajo donde el jardín de esa casa se fusionaba con el bosque, los gritos y risas de los hermanos la hicieron tomarse de la baranda de la terraza, Ryoka había transformado ligeramente su apariencia y había salido detrás de ellos, los niños correteaban jugando con las espadas de madera hasta que vio a su Saki correr usando el chakra en la planta de los pies por la pared de la casa, se subió al balcón y se refugio en su habitación. 

—Sarada ya esta el desayuno— le aviso Mitsuki salio al balcón como ella —niños a desayunar ahora, lávense las manos y siéntense en el comedor, Ryoka, Kiyori hagan lo mismo. 

Le regalo una sonrisa a Sarada, pero ella alzo una ceja y estaba rechinando los dientes. 

—Les estas enseñando a manipular el chakra a los niños ¿no es así?

—Si ¿qué tiene?

—Ya hablamos acerca de eso, están muy pequeños para aprender cualquier cosa, solo tienen cuatro años. Saki acaba de correr por la pared de la casa y se metió por aquí mismo— le dijo mientras su enfado se esfumaba. 

—¿De verdad?

—Solo se lo enseñe ayer, luego de volver de la misión, y daban unos cuantos pasos por el tronco.

—Subió al segundo piso de la casa Mitsuki. 

El albino asomo el cuerpo por la barandilla y vio las marcas de los zapatos de la niña, sonrió orgullos y recibió un puñetazo en el brazo, se largo a reír. —No le enseñare más cosas de las que ya les enseñe hasta que cumplan ocho. 

Sarada iba cuestionar que otras cosas les estaba enseñando cuando este le tomo la barriga, se veía tan extraño cuando se agachaba completamente solo para ver su panza, tan enternecido, conmovido, emocionado, era realmente extraño, no es característico de su persona ser tan emotivo o demostrativo, pero poco a poco, estaba cambiando, cambiando.

—Me haces cosquillas, y no los molesten hoy están muy tranquilos. 

—Que bueno, no me gusta verte adolorida por tantos golpes. 

Ella trato de verlo por el lado amable —los únicos contesto con eso son nuestros padres, con esos movimientos, seguro que serán niños muy enérgicos, buenos ninjas si así lo quieren.

—Nuestros padres tendrán que dignarse a mirar solamente, ser yo quien entrene a nuestros hijos. 

Sarada entrecerró los ojos —¿y yo? ¿qué hay de mi?

—Tu serás Hokage, la novena, si tienes tiempo bien, pero el que dispondrá de una responsabilidad menor seré yo, por tanto, los entrenaré—. Sarada cambio su cara a una menos desenfadada. 

—Es eso cierto... — pero le faltaban unos años para eso, tendría bastante tiempo para mimar a sus hijos antes de volverse Hokage, todavía le quedaba tiempo. 

Al bajar vieron a los niños de pie junto la mesa, Ryoka estaba susurrándole cosas a Kiyori, ellos enrojecieron de inmediato cuando vieron a la pareja mirándolos con cara de gatos, los dos adultos con sus miradas penetrantes. El chico de cabello de plata se dio cuenta que si no ponía distancia justo ahora terminaría siendo la broma del desayuno, fue por la correspondencia que había llegado y se la dio a Sarada. 

—Sarada llego esto para ti.

La Uchiha tomo asiento cuando Mitsuki le abrió la silla , sus niños estaban ya sentados en sus sillas, con los platos de sus desayunos frente a ellos. 

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora