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Capitulo : Entrenamiento en equipos.

Kawaki estaba viendo la televisión con Ryoka, esperando al dueño de casa. Había solicitado alojó, ya que Hima fue a una misión larga y Boruto le pidió que le diera privacidad con Sumire, ya que tampoco estaría Hinata en casa porque ayudaría a Hanabi con su segundo embarazo, no iba a ser el mal tercio de su hermano. Aunque había altas probabilidades que también viniera Sarada aquí, para su suerte la pareja de Mitsuki-Sarada no eran tan demostrativos de afecto en publico, aún por lo que no era incomodo compartir con ellos, eso y que la Uchiha cocinaba estupendo. 

Escucho la risa de la pareja, cuando reacciono vio al niño abriendo la puerta —que rápido— murmuro, eso le recordaba un poco a su amigo cuando era niño. 

—Mitsuki esta castigado Kawaki. 

—¿Qué?— el de cabello bicolor salto del sillón —¿qué le pasa al viejo? ¿quieres que hable con él?

—Déjalo así, pronto me necesitará para algo, y se le olvidará del castigo. 

No dieron mas vueltas al asunto, cada quien se dedico a estar en lo suyo, Ryoka estaba mirando a los adultos sentado en el sofá, con el televisor encendido, Kawaki puso la mesa en el comedor, por lo general no lo usaban. La cena fue agradable, Sarada no dejo que Kawaki le quitará nada de su plato, también se entero que al día siguiente serian propuestos para otra misión, se quejo un rato pero luego lo dejo. 

Llevaba su pijama y estaba cepillándose los dientes cuando vio a su maestro con cabeza en el regazo de Sarada, ella jugaba con su pelo y este cerraba los ojos con tranquilidad, les saco una foto de manera furtiva, y huyo antes que lo atraparan, salio tan rápido que tropezó, Kawaki le atrapo antes que cayera de bruces en la escalera cuando resbalo. 

—Ten cuidado, tú no te regeneras—. El chico parpadeo varias veces sin entender, Kawaki se descubrió la manga de uno de sus brazos y  se corto, regenero de inmediato —tienes que ser precavido. 

Esa frase se la decía siempre su maestro, subió rápido para leer los cómics que se compro en la misión. 

El de cabello bicolor cuando los vio juntos retrocedió, solo estaban así, no estaban besándose ni nada, ya le daban nauseas y una terrible incomodidad cuando Boruto llevaba a Sumire a casa, intercambiaba saliva todo el rato con ella, en la sala, cocina, entrada, el baño, aparte que se había vuelto la sombra de la mujer de cabello violeta, suspiro pesadamente y se sentó en la mesa, para jugar un rato con su celular. 

—Sarada ¿duermes con él?— ella asintió —reaccionas como si estuvieras acostumbrada. 

Ella sonrió y uso su cabello para ocultar un sonrojo. —En las misiones constantemente dormía junto a mi, o conmigo, seria raro que no lo estuviera. 

—Ya pero no en la misma cama o ¿si? ¿desde cuándo? 

—Años, desde que Boruto se le confeso— dijo Mitsuki sin abrir los ojos. 

—Aja, para ese tiempo eran amigos, ahora son novios o eso están jugando. 

—Porque todo mundo cree que estamos fingiendo— Sarada se froto a frente. —No tenemos que hacer nada en publico porque así lo quieren para estar seguros de nuestra relación, una relación modesta y tranquila, tradicional como la de mis padres eso es lo que quiero. 

 —Tus padres se ven bien juntos, no se demuestran tanto afecto pero se ven sólidos— observó Kawaki, estaba acostumbrado a la melosidad de los Uzumaki, pensándolo bien, Sarada solo estaba imitando a sus padres. 

Mitsuki frunció el ceño —tu madre me dijo hoy que tu padre que era un maldito hijo de perra, que a mi edad recién se le paso, así que no me compares con él quieres—. Sarada se quedo en blanco, su madre nunca había hablado mal de su padre con ella, ni quejado de él, lo que le parecía extraño era que nunca le hablo explicitamente de su relación, o noviazgo, a ella le contó del viaje que hizo con él cuando estuvo embarazada y el tiempo que se quedo en la aldea antes de irse a la condenada misión secreta que lo tuvo años fuera de su hogar. El punto era que le hablo mal de su padre a Mitsuki, bajo que contexto fue eso. Él volvió a tomar la palabra —estaba molestándola, para saber si le tenia confianza o no y me dijo eso. 

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora