5-Will.

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Ya estamos en tierra. Así que ya es oficial, he llegado a mi peor pesadilla.

Cuando salgo recojo mis maletas y voy al baño para comprobar que no se me ha movido ni un pelo. No quiero que después de tanto tiempo Will me vea aún como una enana y no como su casi melliza.

Me dirijo a la puerta de salida. Dios, cuanta gente. Casi todos llevaban un cartel con el nombre de la persona a la que esperan. Seguro que Will no habrá hecho eso. Pero aún así miro entre las pancartas buscando mi nombre conforme voy avanzando.

Todo el mundo va a abrazar a quien fuera que esperasen y lo peor es que yo estaba en el medio asi que me llevé un montón de pisotones y me empezaba a marear.

De repente alguien me rodea con los brazos.

-Hola enana, no has crecido eee- Will tan cabrón como siempre -eso sí estás más guapa.

Vale,¿ he oido mal o el tonto de mi hermano me ha hecho un cumplido?

Le devuelvo el abrazo.

-¿Insinuas que antes era fea?

-No, solo que no eras tan guapa como ahora- pone los ojos en blanco afirmando que sí, era fea.

-Vaya. Gracias. Yo también te he echado de menos- digo borde de broma.

La verdad es que él también ha cambiado. Antes tenía el pelo rubio y largo, ahora tiene media cabeza rapada y la otra media tiene pelo corto y echado para un lado, es el peinado de moda entre los chicos hoy en día. Y su forma de vestir también, aunque eso es normal, la moda cambia en 3 años. Pero sigue teniendo esos ojos color miel curiosos, ese cuerpo tan musculoso y esa sonrisa que heredó de mi madre.

-¿Qué tal Chicago?¿Anda todo bien?-me pregunta.

-¿Aún te acuerdas de Chicago?-le palaudo.

- Claro que sí. ¿Cómo iba a olvidarlo?

-Es que no venías y no preguntabas por Skype.

-Si que iba, en navidades.

-Pero 2 días.

-Lo siento si parecía eso, de verdad que nunca olvidaré Chicago, a mis amidos de ahí, a nuestra familia, los gritos de Gladis por las mañanas...

Nos reimos.

-Vamos, no me dejan estar fuera del insti más de 1 hora.

Caminamos fuera, al parking y nos paramos en frente de un coche descapotable rojo, no era de una buena marca ni era muy bonito, pero era descapotable que es lo que cuenta. Will da a un botón y se le iluminan los faros. No me jodas.¡Menudo cochazo!

-¿De donde has sacado el dinero para esto?-pregunto.

-Papá me daba mensualmente 800 dólares, la tia Rouse me daba 100 porque pensaba que papá me daba menos y el tío Edgar me daba 500, así que solo tuve que callarme.

Os dije que era un cabrón.

¿Yo de mi tía Rose solo ganaba un pellizco de mofletes y mi hermano 100 dólares? Eso si mi tío Edgar me daba regalos siempre que venía de visita (y eran muchos, demasiados,¡bastantes!) acompañado de un billete de 100.

-Pedazo cabrón-le digo mientras le doy un puñetazo en el hombro en plan broma.

Para mi sorpresa en Londres no hacía tanto frío, es más, me estaba asando de calor con el abrigo.

Will arranca el coche y vamos camino de mi muerte.

Pero para mi sorpresa, se para en frente de un centro comercial.

PlayBoy, ¡deja de acosarme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora