24-Un partido entretenido.

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Los jugadores empezaron a salir de los vestuarios y un tío por un micrófono los empezó a presentar. Cuando dijo el nombre de Aaron, este me miró y me guiñó un ojo mientras que yo estaba buscando un sitio libre con Mel y atiborrándome a palomitas con caramelo.

Encontramos unos centrados en la primera fila. Todo se veía bastante bien.

A un lado del campo, justo debajo de nosotras estaban todas las animadoras haciendo el pavo con sus ridículos uniformes y sus horribles pompones lideradas por Liz ya casi recuperada. No dejaban de pedir letras en plan: "Dame una A..." Yo a cambio, en vez de una A las iba a dar una pota llena de palomitas.

Anunciaron los nombres del otro equipo y cuando llegaron a Jake mi radar se disparó y lo busqué desesperada con la mirada (rima) hasta que lo vi en medio del campo con una sonrisa de oreja a oreja que luego se convierte en una fina línea y una mirada de odio cuando ve a Aaron. Es lógico, son ambos capitanes y rivales.

Cuando todos los jugadores se dan la mano en señal de amistad Aaron y Jake se intercambian susurros de odio por sus frías expresiones.

Hacen grupitos para idear la estratégia y se ponen en sus posiciones.

-Mira ese es el chico que te dije que le tiré un vaso de Vadka a la camiseta- le digo a Mel señalando a Jake.

-¿Jake?¿El capitan de nuestro equipo rival? Tía tú eres una ilegal- se rie- pero eso si, bueno está. ¿Pero no te gustaba Aaron?

-A mi que me va a gustar ese orangután semidesarrollado- no me gusta, me atrae algunas veces su incansable coqueteo, sus sonrisas sinceras, no se es raro pero puedo asegurar que no es amor, no es como lo que sentí cuando estuve con Jake, aunque solo fuesen cinco minutos.

-Ya, ya. Pues mira ves ese imbécil de ahí- señala a un chico con ojos cajé y pelo rubio sentado en las gradas del otro equipo, musculoso, bastante atractivo y rodeado de chicas y de otro pivón-. Es mi ex.

-¿No jodas?

-Si hija, lo malo de la distancia es que no me enteré de que se tiraba a todo bicho viviente y me puso los cuernos.

-A ver, ¿qué chico no se tira a todo bicho viviente?- por lo menos los chicos que voy conociendo (menos tal vez Jake que le estoy conociendo) no paran de piropear con una finalidad guarra.

-Hary- dice Mel. Veradad él no lo hace. El otro día en la fiesta había una chica sin camiseta y en vez de admirar la panorámica cerró los ojos y la ofreció su chaqueta. Faltan chicos como él en el mundo-. Hablando del rey de Roma.

Hary aparece por la dereca pidiendo perdón a todo el que estorbaba con su metro ochenta y pico hasta que llega a nosotras.

-Hola, ¿me puedo sentar con vosotras?- nos pide.

-Solo tenemos dos sitios así que me tendrás que hacer de cojín- le digo.

-Vale.

Me lavanto para que se ponga debajo mío (que mal suena) e intentamos mirar el partido hasta que Mel interrumpe para contar su historia con su ex, que resulta ser muy típica: chico conoce a chica en fiesta, noche loca, dos o tres quedadas romanticas, chico no llama a chica, chica se cabrea, chica pilla a chico montándoselo con otra, chica se caga en chico y chico pierde cojones.

Me toca el kiko de una palomita que casi me rompe una muela (exageración) y lo escupo con fuerza haciendole caer el el pelo de Liz. Me empiezo a reír como una ballena con epilépsia y los otros dos se me quedan mirando.

-¿Qué te pasa Ash? -pregunta Hary a punto de reír.

-Que...que he tirado...un...un kiko...y el pelo de Liz...- digo incapaz por la risa incesante. Ellos se rien conmigo y una ancianita que tenemosal lado nos manda callar. Será antipática la vieja, ni que estuviesemos en el cine viendo Divergente.

PlayBoy, ¡deja de acosarme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora