Capítulo 12

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Stephen se puso en pie y fue a buscar una camisa en el armario, su habitación era espaciosa, tenía posters en las paredes, de sus bandas favoritas, las paredes eran negras, era muy grande, tenía una cama doble, y al igual que la primera, tenía un balcón, en general tenía una bonita decoración.

— ¿Quieres hablar un rato? —me pregunto mientras se ponía la camiseta.

—Claro.

—Siéntate. —me dijo mientras al igual que yo se sentaba en la cama.

—Bien, ¿de qué quieres hablar? —le pregunte.

— ¿Has visto la primera habitación? —dijo Stephen.

—Si ¿Por qué? —le respondí.

—Bueno pues, es la tuya, claro cuando te vengas a vivir con nosotros.

—Ah, ya te dije no es seguro, no creo que me adopten.

—Estoy convenciéndolos para que lo hagan. —dijo.

—Mm ¿interesante? —dije.

—Yo escogí los colores. —bajo la cabeza y sonrió.

—Quedo muy bien, son mis colores favoritos. —Sonreí con ternura— ¿Quieres tener una hermana?

—Lo sé, la directora nos lo dijo. Y no es que quiera una hermana pero creo que llega un momento en el que te cansas de la soledad. —me confeso.

—Sí, te entiendo, así me siento muchas veces. No debería estar hablando contigo de esto, apenas te conozco y…

—Descuida, puedes confiar en mí. —me guiño un ojo.

—Bueno, el caso es que yo también necesito a una familia, sé que no aparento que lo haga, pero en el fondo sé que eso es lo que me hace falta, siento un vacío que no se llena con nada, y que no sé porque es y…

—Sí, bueno, mis padres nunca están acá y trato de llenar el vacío con alcohol, fiestas, mujeres. Tú no me conoces y en verdad aprecio que confíes en mí para contarme todo esto.

Le sonreí—No voy a juzgarte, y quiero llegar a conocerte mejor.

—Igual yo. —me sonrió.

—Oye, ¿no hueles a quemado? —dije mientras me tapaba la nariz.

—Sí, algo, mejor bajemos.

Nos paramos de la cama y bajamos corriendo las escaleras hasta que llegamos a la cocina y entendimos de donde había salido todo ese humo.

—Stephen ¿dejaste el fuego encendido? —pregunte.

—Ups. —dijo mientras me miraba con inocencia.

Corrí a apagar la estufa, afortunadamente solo se había quemado la olla y no había ocurrido un incendio.

—Y se suponía que yo era la que iba a hacer el incendio…

Stephen rio a carcajadas —Si, creo que lo mejor será pedir un domicilio.

—De acuerdo.

Llamamos a un restaurante italiano y ordenamos, la comida tardo en llegar más o menos unos 15 minutos. Sonó el timbre y Stephen salió a recibir nuestra comida.

Luego paso por delante de mí y se fue a la cocina, ayude a acomodar los platos en la barra y él sirvió.

—La cena está servida. —dijo cuándo acabo.

— ¡Al fin! —dije efusivamente.

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El de la foto es Thomas♥

Sin razón, con locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora