Capitulo 26

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 Stephen POV:

Continúe bailando con Rachel por unos minutos, nuestros cuerpos se juntaban más a medida que las canciones pasaban, una capa de sudor me bajaba por la espalda, al igual que le bajaba a Rachel por su pronunciado y para nada disimulado escote en la espalda.

Cada segundo giraba mi cabeza para ver a April bailando con River, no me gustaba para nada lo que estaba haciendo con él, pero si quería jugar con fuego, yo no me iba a rendir tan fácil, gire mi cabeza para encontrar a April a un lado nuestro moviéndose en un tono muy seductor con River, eso hizo que mi sangre hirviera, pero me controle, convenciéndome de que solo lo hacía para ponerme celoso, eleve una ceja mirando a April, tome de las caderas a Rachel y la acerque aún más a mí, nuestras caderas chocando.

April me dio una sonrisa torcida e hizo algo que me dejo quieto por unos segundos, inclino su cabeza y tomando de la cara a River junto sus labios con los de él.

Deje de bailar, parpadee varias veces para ver si la escena que estaba frente a mi verdaderamente estaba ocurriendo, y así era. Antes de que pudiera controlar mis movimientos, tome del cuello de la camisa a River y lo aleje de April; dirigí mi puño hacia su cara pero ella se interpuso.

—Aléjate. —dije entre dientes.

— ¡No es su culpa! ¡Yo fui la que lo beso!

—No me lo recuerdes. Ahora, aléjate.

—Ella tiene razón Stephen, no te metas con él, no es su culpa. —intervino Rachel, tomándome del hombro y dándole un pequeño apretón. —Ven, vamos afuera a tomar un poco de aire.

Baje mi brazo, y me aleje hacia la pesada puerta de la entrada, salí al pequeño jardín, y un viento helado me golpeo en la cara.

— ¿Quieres? —me pregunto Rachel, ofreciéndome un cigarrillo de los muchos que habían en la caja.

—Creí que me ofrecerías un condón; ya sabes, como en los viejos tiempos.

—Cállate, no arruines el momento; ¿Quieres o no?

—Yo ya no fumo. —le dije intentando que mi voz no sonara débil.

—Pues hoy lo harás. —me dijo, tomo un cigarrillo de la caja y lo puso en mi mano, lo encendió y le di una calada. —De todos modos, ¿Por qué te preocupa tanto April? digo, es tu hermana y puede hacer lo que quiera.

Tenía razón, nadie me debería importar como lo hacia ella, su miranda inocente, su carácter; toda ella era perfecta para mí; al principio lo que siempre quise de ella fue un relación rápida, porque Rachel ya me traía cansado, pero lo que me dio fue mucho más que eso, ella se entregó a mí de una forma no terrenal, se terminó alejando, como todo en mi vida…

—No me importa. —intente sonar lo más seguro que pude. —Solo soy sobreprotector.

—En ese caso… ¿Vienes a mi casa al rato?

—No, gracias. —la corte.

— ¡Oh, vamos! Tengo una nueva caja de condones que espera ser usada…

—Lamento no ser yo el que los use. —le dije y le di la última calada que le quedaba a mi cigarrillo, luego lo bote en el suelo y desapareció en un montón de cenizas. —Pero si te llega a sobrar alguno, espero que me lo des, nunca se sabe cuándo se va a necesitar de uno. —le guiñe un ojo y entre en el bar.

La música invadió mis oídos, me recordó que hacia afuera. Camine hacia la barra y me senté en la primera silla vacía que encontré.

—Deme un trago, doble.

Sin razón, con locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora