—Mm, esta deliciosa. —dije.
—Qué bueno que te haya gustado. —me sonrió.
Luego de cenar fuimos al sofá para ver una película, ya eran las 10 de la noche y se suponía que tenía que volver al orfanato.
— ¿Me llevas? —pregunte.
— ¿Eh?
—Tengo que volver ¿me llevas?
—Nop, pedí permiso para que te quedaras a dormir esta noche, y no acepto un no como respuesta.
—Pero… —me interrumpió.
—Ningún “pero”, o te quedas, o te vas y que te violen.
—De acuerdo. —Lo mire sorprendida— ¿y cómo que me violan?
—Sí, ya sabes, hay hombre aprovechados.
—Si, como digas. —lo mire mal.
Sonó un celular y Stephen contesto.
— ¿Si?, ah hola amor, si estoy en mi casa, no ahora no, ah ok, también te quiero, bueno nos vemos luego, besos para ti también, mi cama te extrañara, bueno yo también, adiós.
— ¿Tu novia? —pregunte.
—Sip, me extraña.
—Hum, que empalagosa. —dije.
— ¿Celosa?
— ¿Yo? Pero por supuesto como no habría de estarlo, eres tan inigualable y uhh tus músculos y tu cara, si fuera por mí ya estarías en el cuarto rojo conmigo. —dije sarcástica.
— ¿Cuarto rojo?, no creí que fueras de esas. —me miro divertido.
—Solo bromeaba—rodé los ojos y le lance un cojín.
—Interesantes gustos… ¿necesitaras también un látigo? —me sonroje y rodé de nuevo los ojos. —no me ruedes los ojos o te castigare. —bromeo.
—Stephen, ya déjalo era una broma. —empezó a reír a carcajadas.
—Como usted diga. —me guiño un ojo.
— ¿Dónde puedo dormir? —pregunte, ya cansada de su juego.
—En la primera habitación, te acompañare. —se levantó y estiro la mano para ayudarme a levantar.
La tome, y sentí un cosquilleo en la piel, me levante y nos dirigimos a las escaleras, una vez arriba Stephen abrió la puerta de la primera habitación y entramos.
— ¿Oye tienes una pijama o algo? —le pregunte.
—No —pensó por un segundo— espera, ya vuelvo.
Salió de la habitación y volvió un minuto después, en sus manos traía una camisa azul de botones y la extendió para que la tomara.
—No me voy a poner eso. —dije.
—Es eso o dormir sin nada, y no creo que quieras eso ¿o sí?
—Bien. —bufe, tomando la camisa en mis manos.
Stephen empezó a quitar las cobijas para que me fuera más fácil acostarme.
—Gracias. —le dije.
—Bueno, yo me voy, si necesitas algo, sales al balcón y le lanzas una roca a mi ventana.
—De acuerdo. —le sonreí.
Stephen salió por la puerta, luego la cerró y me empecé a poner la camisa que minutos antes Stephen me había dado.
Ya me la había terminado de poner cuando alguien abrió la puerta del dormitorio…
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Hola :)
Gracias por leer mi historia, y agradezco cada uno de sus votos y comentarios. <3
El de la foto es Stephen♥
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Sin razón, con locura
RomanceUna chica. Un chico. Un orfanato. Una adopción. Nueva familia. La vida de April está a punto de cambiar. Pasará de la monotonía a la acción. Del encierro a la libertad. De la soledad a la compañía. Muchos cambios están a punto de suceder. El orfanat...