Sin razón, con locura

Capítulo 27

April POV:

Tome un poco de mantequilla para esparcirla sobre la galleta y la metí en mi boca masticando despacio.

—No puedes ocultarme más esto, tan solo… suéltalo. —me dijo River.

—Lo siento, es complicado…

—Dime… No es por amenazarte ni nada pero… Tengo veinte llamadas perdidas de Stephen.

—Bien. —Suspire —Ya sabes… los dos emm… cama… ¿entiendes a lo que me refiero?

— ¿Hicieron la cama juntos? Ohh entiendo, ¿y eso que tiene que ver?

— ¡No seas idiota! Sabes a lo que me refiero.

—La verdad no. —puso una sonrisa ladeada.

— ¡Tuvimos sexo! —grite exasperada.

—Eso está mejor… Stephen se había demorado en dar el siguiente paso ¿no lo crees?

— ¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no!

Ya era demasiado tarde para arrepentirme de aquella noche, pero en verdad lo hacía; fue una noche estupenda, por supuesto, pero… ¡No pude ser más perra! Lo hice por él, no por los dos, o como sea…

— ¿Y a qué se debe tu visita?

No había encontrado otro lugar al cual escapar, ¿Thomas? Ni en sueños. ¿Sam? No. era mi amiga, pero la conocía de hace unos días y no se lo podría explicar todo.

—Mira es que… ¡No lo sé! Estoy confundida… Mis sentimientos por Stephen se mezclaron o algo así.

— ¡Lo sabía! No podía ser tan bueno en la cama como dicen…

— ¡Ya cállate! —rodé los ojos— Si lo es, pero ese no es el punto. —Seguí hablando —No creo que esta relación traiga algo bueno. —le dije al fin.

—Probablemente no, ¿Pero a quien le importa? Son sus sentimientos los que valen, no la opinión de los demás.

—Tienes razón, pero no estoy de acuerdo del todo. Quiero decir, si lo hice fue por él, solo tal vez la culpa que tenía por besarte y el licor me hicieron actuar y simplemente… ocurrió.

— ¿Te arrepientes?

Luego de unos segundos respondí. —Así es. Soy una perra. —una lagrima se deslizo por mi mejilla.

—No digas eso, ya no puedes hacer nada, pero probablemente no se acuerde ¿no crees?

—Eso espero.

***

River se ofreció a llevarme a casa, al bajar me despedí y salí decidida hacia la puerta, abriéndola con un gran nudo en la garganta y una sensación de culpa que se expandía con cada minuto que pasaba.

— ¡April!

—Ehh, hola Alice. —la salude sin poder disimular mis nervios.

—Stephen la ha estado bus…

— ¡Al fin llegas! —Se escuchó una voz que se acercaba por el pasillo.

Y aquí estaba. No tenía escapatoria.

Él se encontraba con su bóxer, sentí que la sangre se agrupaba en mis mejillas y que un sudor frio me recorría la espalda.

—Eh, yo, voy a t-tomar una ducha.

—Claro. —me dijo Alice sonriendo. —la cena estará lista para cuando termine.

—Bien. —forcé una sonrisa y pase por su lado ignorando a Stephen que me seguía a través de las escaleras.