Capítulo 25

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April POV:

Acababa de hacer la fila para ir por mi almuerzo, me dirigía a una mesa, pero alguien me tomo del brazo y me giro para encararlo; al principio creí que era Stephen; pero cuando me gire supe que estaba equivocada. Se trataba de Thomas.

— ¡¿Qué haces aquí?! —Busque con la mirada a Stephen, pero estaba hablando con sus amigos.

—Tranquila, no quiero pelear contigo.

— ¿Qué haces aquí? —repetí lentamente.

—Bien, pues ya salí del orfanato… Terminare de estudiar en esta escuela…

¿Cómo que iba a estudiar aquí? ¡Era increíble! Me había ido para no tener que volverlo a ver ¡y regresaba!

— ¿No te podías ir a otro lugar?

—No sabía que estabas aquí.

—Sí que lo sabias, por eso lo hiciste ¿no?

—Mira April, las cosas entre nosotros terminaron mal; esa no fue mi intención… Yo no recordaba lo que había pasado con Kathe pero…

—Por favor no sigas ¿quieres?

—No. Tengo que aclararte las cosas, lamento tanto si te hice sufrir; te juro que yo no hubiera hecho absolutamente nada para lastimarme. Tú eres mi todo, la única razón que yo tenía para seguir en ese orfanato de mierda. ¿Cómo crees que me sentía cada vez que te miraba con Stephen?

—Ya no me interesan tus explicaciones o lo que sea que me quieras dar. Ya es demasiado tarde ¿no te parece?

—No lo es, entre Kathe y yo no pasó nada, ella misma me lo acepto.

— ¿Tienes pruebas?

—No.

—Thomas, lo mejor es que te alejes de mí y yo de ti. Ya no te quiero tener cerca un segundo más, lo único que me inspiras cuando te veo es asco. Hayas estado o no con Kathe no cambia nada y si lo hiciera… ya no te necesito para ser feliz, porque ya lo soy.

—Por lo menos quiero que seamos amigos…

— ¿Amigos? —Me reí amargamente— Para ser amigos debe existir confianza, y tú no te ganaras la mía ni en un millón de años.

— ¿Pasa algo? —Stephen llego interrumpiendo nuestra conversación.

—No, no pasa nada.  Puedes irte. —lo mire mal.

— ¿Qué haces hablando con él? —pregunto.

—Es problema mío si hablo o no con el ¿te puedes ir?

Me miro, se rasco la nuca y se fue sin decir una sola palabra más.

— ¿Podemos hablar luego? —Le dije a Thomas —, no me siento muy bien.

—Claro, ¿quieres ir a tomar un trago más tarde?

—No, gracias.

Me fui de la cafetería y me encerré en el baño por el resto del receso, luego tuve clase de química, pero Stephen no estaba en ella. Las horas transcurrieron como si hubiera pasado un siglo...

Ya se habían acabado las clases, me dirigí al estacionamiento buscando el carro de Stephen, y después de recorrerlo completamente comprobé que no estaba.

Era un idiota.

Empecé a ver mis opciones para volver a casa: caminar no era una, no sabía exactamente donde estaba la casa y no era precisamente a una cuadra; tomar el autobús, podría ser, el único problema es que no sabía dónde se tomaban; que alguien me llevara, era la opción más viable pero ¿Quién? Sam se iba en el autobús, debí irme con ella, pero no lo hice por confiar en que el me llevaría.

Sin razón, con locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora