Me dirigí a mi habitación luego de hablar con la directora, empecé a empacar mis cosas en una maleta que habían dejado a mi disposición.
Cuando termine con mi ropa, fui hacia el armario para alistar algunas de mis pertenencias. Mientras sacaba un pequeño cuaderno, vi algo caerse en el piso; me agache a recogerlo y observe que era la foto de mi madre.
Sus rasgos eran muy parecidos a los míos, cualquiera podría decir que éramos gemelas; el mismo cabello café, al igual que los ojos, el mismo tono de piel y los labios delgados.
Ya no tenía ningún significado tener esa foto, así que la rompí y arroje con fuerza los papelitos sobre la cama.
Me escurrí por la pared hasta que estuve en el piso y metí la cabeza entre mis piernas.
— ¡¿Por qué no estás aquí conmigo?! ¡Me abandonaste! —grite frustrada.
Las lágrimas turbaban mi visión y se hacían incontrolables. Si ella estuviera aquí todo sería diferente; no tendría que ir a una casa de completos desconocidos.
Cuando las lágrimas dejaron de caer por mis ojos me seque la cara con el dorso de la mano y me levante. Decidida a dejarlo todo atrás; sin importar las consecuencias.
Empaque en la maleta todo lo que encontraba a mi paso. Desafortunadamente no pude cerrar la cremallera por más fuerza que hiciera; tenía que esperar a que alguien viniera para que me ayudara.
Por ahora tendría que arreglar un poco el desorden que había provocado. Limpie el suelo y ordene la cama.
Sentí que golpeaban la puerta, así que la abrí y quien estaba al otro lado era Stephen.
— ¡Hola! —dijo Stephen tomándome en sus brazos y dándome una vuelta.
Cuando por fin me soltó tuve que sostenerme para no caer.
— ¡Hey! ¿Cómo has estado? —pregunte.
Pero antes de responder a mi pregunta hizo otra.
— ¿Has estado llorando? —me dijo y me abrazo.
—Aja. No importa. Ya vámonos. ¿Si?
—De acuerdo. —dijo levantando la vista hacia la maleta que aún se encontraba abierta. — ¿Necesitas ayuda?
—Sip.
Se abrió paso entre la habitación y se hizo a un lado de la maleta.
— ¿Puedes venir?
Me acerque a su lado.
—Siéntate. —me ordeno.
— ¿En la maleta?
—No, en mis piernas. —Sonrió y lo mire sorprendida— Si, ¡en la maleta!
—Bien. —hice lo que él me pidió.
Stephen se arrodillo y tomo la cremallera, empezando a cerrar la maleta poco a poco. Estaba demasiado cerca de mí. Podía incluso sentir su aliento en mis labios.
Me acerque despacio, y el hizo lo mismo. Reduciendo de esta manera el espacio que hace unos segundos había entre los dos. Tomo mi rostro en sus manos y terminamos de juntar nuestros labios. Al principio el beso era lento, enrede mis dedos en su sedoso cabello y aumento la intensidad. Le di espacio a su lengua, y exploro mi boca como nadie antes lo había hecho. Gemí en sus labios.
Me separe de repente; recordando el lugar en el que nos encontrábamos y recordando que él desde hoy iba a ser mi hermano.
¡MI HERMANO! ¡Acababa de besar a mi hermano!
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Sin razón, con locura
RomanceUna chica. Un chico. Un orfanato. Una adopción. Nueva familia. La vida de April está a punto de cambiar. Pasará de la monotonía a la acción. Del encierro a la libertad. De la soledad a la compañía. Muchos cambios están a punto de suceder. El orfanat...