Capitulo 23

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Salimos de la casa rumbo a la ciudad que quedaba a más o menos media hora desde ahí, no hablamos mucho en todo el camino hasta que por motivos que desconozco su madre me pregunto sobre Stephen.

— ¿Y cómo te ha tratado mi hijo?

¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Qué le decía? ¿Besa muy bien?

Me limite a contestar lo que supuse que le agradaría escuchar.

—Oh, creo que nos vamos a llevar muy bien. —<<más que bien>> pensé para mis adentros.

—Me alegro mucho de que se lleven bien, ¿sabes? Creo que era una de las cosas que más tenia.

— ¿Temer? ¿Por qué?

—Stephen no es una persona muy comunicativa, ya sabes, es algo impulsivo, se deja llevar por los sentimientos, por los momentos; no creí que fuera a aceptar tan fácilmente el hecho de tener una hermana, él es hijo único: mimado, consentido… ¿entiendes a lo que me refiero?

—Claro. —la verdad era que no la había escuchado mucho, pero no lo iba a aceptar.

—Decidimos adoptar a alguien para que el lograra por fin entender que no es el centro del mundo, que no todo gira alrededor de él, que el dinero, las chicas, las fiestas, el alcohol; y todas las cosas que más cree amar no lo son todo.

—Tiene razón, ¿me adoptaron por su hijo?

—En parte si, por otro lado, siempre quisimos tener una hija, me fue difícil quedar embarazada de Stephen, así que no pude concebir otro bebe.

—Creo que Stephen es bueno, solo hay que quitarle lo arrogante, impulsivo… —iba a seguir hablando pero me detuve ¿con que derecho hablaba así de él? Con ninguno —Lo siento, no quería decir eso.

—Descuida, tienes razón el suele ser así, tener una máscara de chico malo; pero si lo llegas a conocer bien, es de lejos una de las personas más maravillosas que hay.

No sabía que responder a eso, pero supuse que tenía razón; conmigo no había sido tan malo, tenía sus momentos, como todos, me hacía odiarlo a veces, pero todas las cosas lindas que había hecho por mi ¿Dónde quedaban? Esas cosas lograban eclipsar sus defectos.

—Algo que me sorprende es oírlo hablar sobre ti, cuando te mencionábamos en la cena, cuando pronunciábamos siquiera tu nombre sus ojos tenían un brillo especial, suena estúpido y todo; pero por eso te decidimos adoptar. Tú lo ibas a hacer cambiar.

Tampoco supe que decir a eso así que sonreí. Algo parecido me pasaba a mí con tan solo imaginármelo.

— ¡Llegamos! —dijo Amy.

Nos bajamos del auto y afuera nos esperaba un inmenso centro comercial, empezamos a caminar en dirección a la entrada. Había muchísimos almacenes, pero Amy me llevo a uno en especial; miramos la vitrina y en ella había un vestido negro con encaje.

— ¿Te gusta?

—Emm está lindo.

—Ven, lo compraremos.

—No es necesario. —le sonreí.

—Vamos. —me tomo de la mano y me condujo al almacén.

Salimos unos minutos más tarde del almacén con varias bolsas en nuestros brazos, había ropa muy linda allí, Amy termino comprándome mucha, aunque no se la pidiera.

—Bien ¿Qué más quieres hacer?

—Tengo un poco de hambre.

—Bien, vamos a un restaurante que queda cerca, allí estarán Stephen y Brian.

Sin razón, con locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora