Capítulo 16

454 17 4
                                    

Saco la moto del garaje, lo cerro y se subió a la moto, luego supuse que tendría que subirme yo, así que lo hice y arranco, casi salgo disparada hacia atrás pero me agarre de la parte trasera de la moto.

— ¡Puedes agarrarte de aquí! —señalo su cintura.

—No gracias, ¡prefiero caerme! —dije.

—Como quieras. —acelero la moto aún más y por un segundo creí que me iba a caer hasta que me resigne a agarrarme de la cintura de Stephen. —Así está mejor. —dijo.

Rodé los ojos. —Ve más despacio ¿no querrás morir así o sí? —pregunte.

— ¿Te da miedo? —Pregunto y acelero más la moto, me agarre más fuerte a su cintura.

— ¡Oye! ¡Me vas a dejar sin cintura! ¡Nos vamos a estrellar si sigues así de cariñosa! -dijo.

— ¡Bueno! ¡Como quieras! —dije retirando un poco las manos.

—Está bien, está bien, por ti contengo la respiración.

—Estúpido. —susurre.

Luego de unos minutos llegamos al orfanato y baje de la moto.

—Bueno, adiós Stephen.

—Adiós.

Empecé a caminar hacia la entrada del orfanato,  pero Stephen me llamo, me gire y me lanzo un beso con la mano, lo ignore y seguí caminando.

Entre al orfanato, hoy era viernes, así que tenía algunas clases, aunque ya me había saltado 3, camine por los pasillos, hasta que llegue a los dormitorios de chicas, subí las escaleras y entre a mi habitación.

Alguien toco a la puerta, rodé los ojos, seguro era Thomas, abrí la puerta y efectivamente era el.

—Hola amor. —dijo.

—Emm ¿hola? —dije.

— ¿Cómo te fue? —pregunto.

—Supongo que bien… —le respondí.

—Te extrañe mucho. —me dijo.

Disminuyo la distancia entre nosotros, me tomo por la cintura y me acerco a él, me beso suavemente, sus labios iban lento, lo tome del cuello y fuimos retrocediendo hasta que entramos, el cerro la puerta sin separarse ni un solo segundo de mí, nos tropezamos con la cama y caí en ella, me quito la camisa por la cabeza y cuando termino me observo por unos segundos, me ruborice. Procedí a desabotonar su camisa, pero no estaba segura de lo que iba a venir así que hable.

— ¿Thom?

— ¿Si? —dijo con voz ronca y continuo besando mi cuello.

—Yo, lo siento, no puedo. —dije.

— ¿Por qué? —pregunto.

—Soy virgen. —dije en un susurro apenas audible.

—Está bien. —Me acaricio la mejilla con ternura —Te esperare, va a ser solo cuando tú quieras. —sonrió.

—Gracias. —lo bese y me levante de la cama.

Thomas empezó a ponerse la camisa, y yo también.

—Bueno, no me has contado que hiciste ayer.

—Pues… —no sabía que decirle, pero tenía que mentir, no podía decirle que había estado con Stephen. —me fue bien, montamos en caballo, comimos, vimos una película y ya, no fue nada del otro mundo.

— ¿Stephen estuvo? —pregunto, sabía que esta pregunta llegaría, y la tenía que afrontar, pero no iba a ser ahora.

—Sí, estuvimos todos. —mentí.

Sin razón, con locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora