Ginny

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Me despierto, y paso la mayor parte del día en la playa, tomando el sol o leyendo un libro que había empezado hace meses atrás. Admito que mi madre tenía razón, hacía ya mucho tiempo que no salía y por poco se me olvida como es ese sentimiento de estar al aire libre lejos del ruido y el bullicio de la gran ciudad. En verdad, lo necesitaba urgentemente.

Estaba tumbada plácidamente en la arena en un intento de tomar colorcillo, pero ahora me doy cuenta que ya no siento más el calor de los rayos de sol. Me incorporo y me levanto las gafas para ver con claridad.

-Hola-. Me saluda una chica joven que a plena vista parece que acaba de cumplir los veinte.

-Hola-. Respondo amablemente. Nos quedamos por unos segundos en un silencio incómodo, que decido romper.- Perdona, ¿querías algo?-. Genial, yo siempre tan buena para hacer amigos...

-Oh no, solo pasaba por aquí y bueno, solo me he acercado a saludar y... Por cierto, te estás quemando.- Rápidamente desvío mi vista a mi ahora colorado brazo.

-Joder...- Maldigo mientras cojo la crema y me la empiezo a echar por toda la piel ahora colorada.- Gracias...- Le agradezco

-De nada, por cierto, tú no eres de por aquí ¿verdad?

-Pues la verdad es que no, ¿tanto se me nota?-. Pregunto intrigada

-Sí, se ve en que tienes una cara de estrés que no puedes con ella-. Ríe mostrando una bonita sonrisa a decir verdad.- Por cierto soy Ginny

-Yo soy Hermione Granger

- ¿y qué le trae a usted por Florida?

-Mi madre me compró un viaje sorpresa aquí porque según ella dice que estoy obsesionada con mi trabajo...

-Vaya, pues si que se preocupa por ti... ¿En que trabajas?

-Soy abogada de divorcios en Nueva York

-¡Vaya, una mujer de negocios de la gran ciudad!

-La mejor en toda la ciudad, me tomo muy en serio mi trabajo-. Añado orgullosa

-Entonces no te pregunto por pareja ¿verdad?-. Ríe

-Muy graciosa... Pero será mejor no sacar el tema, llevo sin salir con un hombre desde los veinte. Les considero una pérdida de tiempo, así que prefiero centrarme en mi vida profesional. Y además aunque quisiera, trabajo casi veinticuatro horas y no tengo tiempo para salir por ahí-. Me sincero

-¡Pues eso hay que cambiarlo!

-¿Cómo?-. Pregunto asombrada al ver con que ímpetu se levanta de mi lado y se pone enfrente de mí

-Como lo oyes, ¡tienes que relajarte, salir, conocer gente!

-Ginny, yo no...

-Ni Ginny ni nada, tienes que salir de fiesta, soltarte un poco... ¿Cuándo te vas?

-Mañana a mediodía

-Pues no te puedes ir de aquí sin salir a pasártelo bien. ¡Saldremos esta noche!

-Ginny, ¡hace mucho que no salgo!, no sé si podré volver a ser la chica alocada que era antes

-No te preocupes, yo sé muy bien lo que tienes que hacer, es sencillo

-No sé...

-¡Venga vente!, va a ser tu última noche aquí, tienes que aprovecharla y no sabemos cuándo nos volveremos a ver...-. Me quedo callada, y la miro con especial atención, es una chica de estatura media, con una melena pelirroja que le llega casi a la cintura, sus ojos me miran con un brillo implorándome que vaya con ella, acompañando a esa mirada en su rostro asoma una pequeña sonrisa y las adorables pecas de sus mejillas la hacen tener un aspecto adorable y enternecedor que cualquiera por muy duro que sea, no podría decirle que no a esta chica.

-De acuerdo... Voy...-. Rápidamente al oír mi respuesta da un saltito y se tira a abrazarme toda emocionada, yo me quedo en el sitio sin saber muy bien cómo reaccionar a la situación, no soy mucho de mimos, y menos a recibirlos de desconocidos que acabo de conocer.

-Genial, ¡ya verás lo bien que nos lo vamos a pasar!

-Sí...-. Respondo no muy convencida de lo que acabo de hacer.

Vuelvo de la playa a mi hotel, Ginny se prestó a acompañarme y dentro de unas horas a arreglarme ya que según ella, piensa que solo tengo trajes y blusas en mi armario y necesito ir más "elegante" para salir esta noche.

Llegaron las ocho de la tarde y Ginny ya estaba metida en mi habitación con varios vestidos en mano, todos que según ella, iban a dejar a más de uno con la boca abierta.

Refunfuñando me los voy probando todos, y a cada uno siempre les veo el mismo inconveniente

-Es demasiado corto-. Sentencio mientras miro en el espejo el vestido color rosa palo entallado que me ha hecho probarme.

-¡Qué dices! ¡Es perfecto!

-Ginny Weasley me tapa la mitad del muslo...-. Digo con paciencia

-¿Y qué? ¿No sabes que ahora se llevan los vestidos cortos?

- No me parece adecuado para salir

-¿¡Hermione, en qué época te has criado, en el siglo diecinueve?!-. Responde alucinada

-Ginny, parezco una puta que va buscando guerra.

-Pues tendrás que acostumbrarte, estamos en pleno siglo veintiuno y a los hombres les gusta ver unas piernas bonitas-. Y por un momento me recuerda a mi madre con el tema de los hombres.

-Te he dicho que mi intención no es impresionar a ningún hombre

-Pues por lo menos sentirte guapa

-No necesito un mini vestido para verme guapa, hay mejores opciones que esto

-Hermione, llevas años sin salir y parece que me has salido de la época medieval, déjame hacer mi trabajo y ayudarte-. Me mira concara de desesperación y al final decido callarme y seguir con los planes que tiene previstos para mí, esta vez acepta un poco mis exigencias y me tiende un vestido rojo, también entallado, pero por lo menos me tapa más que el otro. Me miro en el espejo, y aunque este mal que yo lo diga, me veo terriblemente bien.

-Ese es el elegido-. Añade satisfecha.

De repente la veo aparecer con unos tacones negros de vértigo en las manos, tienen que tener por lo menos diez centímetros.

-Toma-. Me los tiende y yo la miro no muy convencida.

-No voy a saber andar con esto, es demasiado

-Deja de quejarte y póntelos, ya sabes lo que dicen, ¡para presumir hay que sufrir!, pues esto es lo mismo-. Con su filosofía, me callo y me los pongo sin rechistar. Me pongo de pie, al principio me tambaleo un poco, es como estar en un barco.

Me voy acostumbrando a cada paso que doy, pero la sensación de barco no desaparece, por lo menos ya no voy andando como el pato Donald.

Paso a la fase del peinado, quería hacerme una simple coleta para combatir el calor, pero Ginny ha decidido que me lo rice y que vaya con la melena al viento, ya que según ella tengo una melena muy bonita y tengo que lucirla en su máximo esplendor.

Ya por fin estamos listas tras la sesión de maquillaje que me ha dado, me miro por última vez antes de salir de la habitación del hotel, Totalmente la del reflejo es una completa desconocida, no puedo ser simplemente yo... Veo a una mujer con una gran figura y dispuesta a comerse el mundo, una rompecorazones sin lugar a dudas.

-Estás... Preciosa...-. Dice alucinada.

-Gracias...

-¡Nos lo vamos a pasar genial!-. Da un pequeño saltito de alegría y se aleja por el pasillo resonando sus tacones. Yo me quedo en el sitio, sigo embobada con mi reflejo.

-Hermione nos vamos, ¿o vas a estar mirándote un rato más?-. La voz de Ginny me saca de mis pensamientos, está en el pasillo esperándome con el bolso en la mano. Avanzo con cuidado hacia ella.

-¡Hora de divertirse!-. Decimos al unísono mientras nos dirigimos al coche resonando nuestros tacones allá por donde vayamos.


Amor a JuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora