Roba Clientas

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Me arreglo para el concierto, me pongo una camisa roja de la diseñadora Vega y unos vaqueros, los que mejor me quedan. Ahora ya estamos en medio del público escuchando a Zabini cantar, miro alrededor, todo está abarrotado de chicas jóvenes, algunas de mi edad, otras mucho más jóvenes ¿Cómo podía gustarme eso? Quizá con la compañía adecuada y el cantante adecuado...Mi vista se va al cantante, es atractivo... Moreno, alto, ojos cafés, afortunada quien sea su mujer... Ahora miro a mi madre, que salta eufórica y cantando a todo volumen todas las canciones, a mí la música tan alta me marea... Le hago un gesto de que me voy fuera y me deslizo entre el gentío para llegar a la salida. Creo que me he quedado sorda... Camino por la calle y me encuentro a una chica llorando como una magdalena.

-Eh, ¿te ocurre algo?-. La pregunto preocupada, ella niega la cabeza y vuelve a llorar. Esta claro que le ocurre algo, y voy a llegar al fondo de este asunto.

-¿Vas a decirme que te pasa?

-Ese hombre es un imbécil... ¡Le odio!... Se tira a todo lo que tiene piernas. Si no me divorcio de él ¡acabaré matándolo!-. Da un golpe en la pared y sigue llorando, me da pena así que le tiendo un pañuelo que ella toma con gusto.

-Oye, ¿puedo darte un consejo?-. Ella asiente con la cabeza y se seca las lágrimas.- Eres muy joven, las relaciones son muy complicadas y muchas parejas pasan momentos difíciles y siempre hay una manera de superarlo, el divorcio debe ser el último recurso, créeme entiendo del tema-. Y por un momento se me vienen las palabras de Draco a la cabeza, espera, ¿¡qué demonios hago pensando en él ahora?! Sacudo la cabeza para librarme de los pensamientos y veo que la chica ahora pega un largo trago a su botella de whisky que lleva ahora en la mano, juraría que antes no la tenía...

-Por cierto, llevas mal puesta mi blusa-. Me examino, a mi me parece que está bien.- Es con un hombro descubierto, y tienes unos hombros muy bonitos-. Me quedo pensativa... Un momento, ha dicho su blusa... Por fin se me enciende la bombilla, yo conozco a esta chica.

-Espera, eres Parkinson, ¿Pansy Parkinson?

-Sí

-Entonces tu marido es...

-El cabrón del escenario, sí-. Rápidamente se me ha ocurrido la idea de mi vida, este podría ser un caso de un gran calibre, la diseñadora y su marido extremadamente famoso se divorcian, es perfecto.

-Te daré mi tarjeta-. Ella la coge con manos temblorosas y no muy convencida del todo, pero sé que aceptará. ¡Ya tengo cliente!

Termina el concierto, y tras recoger a mi madre entre la multitud nos vamos a casa, me pillan los oídos, última vez que voy a un concierto, pero ha tenido algo bueno, ya tengo cliente para un gran caso, además va a ser muy fácil ganarlo si el marido la ha engañado tantas veces, está más que ganado. ¡Qué Zabini!, lo que tiene de guapo lo tiene de mujeriego...

Me levanto por la mañana, y en la pantalla de mi móvil veo el número de Pansy, veo que al final se ha decidido. Me ha concertado una cita en mi despacho esta mañana, así que en cuestión de segundos, el coche de Theo está aparcado delante de mi puerta esperándome para llevarme a mi bufete. En unos minutos ya estoy a las puertas de mi edificio, me despido de Theo con un beso en los labios y subo a mi despacho. Pansy me espera sentada.

-Sra. Parkinson, tiene que saber que si nos elige, me encargaré personalmente de todo, somos el Tiffany's de los bufetes de Nueva York.

-Preferiría que le arrancaran el corazón con una sierra

-también tenemos ese enfoque...-. Tras discutir un par de asuntos más creo que la tengo en el bote, ¡esto es para celebrarlo! Mis jefes superiores al enterarse de todo se han puesto tan contentos que me han invitado a cenar con ellos, ¡yo cenando con los grandes! Esto no ocurre ni en los mejores sueños.

Salgo del despacho y se lo cuento todo a Theo, que esta vez viene acompañado de Ginny, se ha quedado sin coche ya que se ha chocado contra una farola y no lo tendría arreglado hasta la semana que viene. Ambos se alegran por mí y querían celebrarlo, pero me he negado, tengo una cena importante esta noche...

Llega la hora y me reúno con mis compañeros en el cuatro estaciones. Todos llevan traje, menos yo, que he apostado por mi Parkinson negro que use la noche en la que comimos aquí. Nos sentamos y al traernos el champán enseguida brindamos

-Por Hermione Granger y su nueva cliente Pansy y por todo el dinero que va a traer a nuestra empresa

-Todavía no es definitivo-. Digo sonriendo avergonzada y apartándome un mechón de pelo de la cara, el moño se me ha deshecho un poco, pero sigue teniendo ese aire elegante que pretendo conservar.

Bebemos, y el camarero se me acerca

-Un caballero ha pedido esto para usted-. Le miro extrañada, y me planta en mi mesa una piña colada con una sombrillita.

-Gracias-. Respondo confusa. El camarero se retira y con la mirada busco al responsable de esto, aunque ya me huelo quien podría ser... Me echo para atrás y veo a Draco en la mesa del fondo. Levanta su copa a modo de brindis y yo ruedo los ojos. Genial. Lo que me faltaba...

-¿Qué es eso?-. Me pregunta uno de mis jefes

-Una piña colada

-No me suena haberlo probado...-. Sonrío y vuelvo a mirar hacia su mesa. Le veo saludar a una mujer pelinegra, vaya pues si que le van las barbies... Me fijo mejor, ella viste muy elegante, seguramente es de diseño, se gira y veo su cara ¿¡Pansy?! Me quedo en shock, ¿¡qué hace mi cliente con él?!

Me giro, aún alucinada, se acabó, voy a aclarar el asunto

-¿Me disculpan un momento?-. Me levanto de la silla hecha una furia y me dirijo a su mesa, llego y les veo hablando, suelto un ejem para que se percaten de mi presencia, Draco se gira a verme y Pansy se hunde en el asiento, parece que se sorprende al verme.

-Oh, Señorita Granger, he visto que estaba celebrando algo allí, ¿desea acompañarnos?

-Oh no, solo quería saludar a... Pansy-. Pongo mi mirada en ella, está hundida en el asiento y evita mantenerme la mirada

-Ah es fan suya, ¿Quién no lo es? Pansy es mi nueva cliente, lamentablemente se va a divorciar

-Ya lo sé

-¿Lo sabe? claro estas cosas salen en la prensa

-No, lo sé porque hasta hace treinta segundos creía que iba a ser mi nueva cliente

-¿Qué?

-Gran cara de sorpresa, ¿la has estado ensayando en el espejo?

-Oye, he cambiado de abogado, tú me hablaste de que el divorcio es el último recurso, de principios morales y bla bla bla, es a Draco a quien quiero como abogado, seguro que el consigue cortarle los huevos a Blaise

-Hermione Granger también es muy capaz de cortarle los huevos a un hombre-. Le miro, ¿me está defendiendo? ¿Dónde está el Malfoy arrogante que le gusta humillarme?

-Pues esta bien

-Lo siento, no ha sonado muy bien...-.Suspiro pesadamente, no sé si por el shock que me he llevado por haber sido reemplazada o por la sorpresa de que Draco me defienda.

-Por cierto, la chaqueta no está diseñada para que la lleves con cinturón-. Me suelta mirándome con asco. Se acabó, ahí estallé, me niego a representarla, puede ponerme en ridículo, pero decir que visto mal ¡esto es el colmo! Me vuelvo malhumorada a mi mesa, y me pongo a pensar en lo que acaba de pasar con Draco, para empezar me ridiculiza delante de la gente, me utiliza para ganar un caso y ahora me roba a mis clientes, esto sí que no se lo perdono.

Nos traen la comida y por primera vez en mucho tiempo no tengo apetito de la mala leche que tengo. Miro de reojo a su mesa y veo que se levanta, va al baño, esta es mi oportunidad para pedir explicaciones

Amor a JuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora