Un final feliz

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Bueno. Ya hace más de una semana que volvimos a Nueva York, y las cosas van sobre ruedas... Mis amigos están felices de que hayamos vuelto e hicieron una fiesta para celebrarlo, se alegran mucho por nosotros. Theo ha vuelto a ser uno de mis mejores amigos, y además... ¡se ha echado nueva novia!, una tal Astoria, una chica muy genial que conoció en una cafetería de vuelta al trabajo, ¡flechazo a primera vista! O más bien al primer café... Respecto a Ginny, bueno... Ella sigue con su vida loca, según ella, dice que es demasiado joven para sentar la cabeza y lo único que quiere es divertirse, y pienso que tiene razón, es muy malo casarse tan pronto y más a los veinte.

En cuanto a mi familia, mi madre está que salta de alegría al tener de nuevo a Draco metido en casa, ¡no le deja en paz ni un segundo!, ya no sé quien está saliendo con él si ella o yo... Creo que no se cree todavía que este saliendo con un hombre tan guapo como él.

Mi trabajo, bueno, empecé esta semana con un pequeño caso y lo he acabado dejando, a pesar de que es lo que más me gusta en el mundo. A donde estaré dentro de poco no me hará falta. Hoy he hecho una última visita a mi despacho y a mi secretaria para decirles el adiós definitivo. Me da pena, tantos años, tantos casos... Pero es lo mejor para todos...

Y por último mi relación con Draco no ha ido más que mejorar, cada vez nos llevamos aún mejor, cada día que pasa lo amo más. Pienso en el pasado, antes le aborrecía y lo quería ver muerto, tanto social como físicamente. Pero ahora parecemos una pareja totalmente enamorada. Damos paseos, vamos a cenar, al cine, y hemos tenido millones de esas citas a las que tanto había tenido miedo en aquel entonces.

-Abogada Granger, tengo una pregunta para usted si me permite... ¿Quiere a este hombre como su legítimo esposo? ¿Le amará, respetará, honrará, protegerá y olvidando a todos los demás, le será fiel y solamente a él?-. Sí, me estoy casando con Draco. Aún lo recuerdo cuando se decidió a pedirme ser su esposa... Estábamos cenando en nuestro restaurante favorito cuando me sacó un anillo del bolsillo y me pidió ser su mujer. Fue todo tan romántico, que obviamente le dije que sí, ¿Cómo le podía rechazar?

Ahora me encuentro delante de él, vestida de blanco y él con su traje negro, nuestros familiares y amigos alrededor, no podría ser mejor este momento... Al terminar el juez de soltar el rollo me quedo callada, admirándole, aún no me puedo creer que me esté casando.

-¡Sí quiero!-. Me replica mi madre interponiéndose entre Draco y yo. Ruedo los ojos, menos mal que le dije numeritos el día de mi boda no...

-Mamá ya sé lo que tengo que decir-. La riño. Suspiro con resignación, todo el mundo la está mirando. Qué vergüenza... Ahora vuelve a su sitio encima indignada.

Ruedo los ojos ante su comportamiento y después pongo mi mirada de nuevo en Draco. Que mira a mi madre, seguramente debe de estar pensando que está loca, y no le culpo, yo también algunas veces lo pienso...

-Sí quiero...-. Digo con una sonrisa

-Yo también-. Se acerca a mí, va a besarme y obviamente no me opongo, pero los gritos del juez lo detienen antes de que nuestros labios se junten.

-¡Eh, que a usted todavía no se lo he preguntado!

-Perdón, me he emocionado-. Me ruborizo, vaya numerito estamos montando en el juzgado, menos mal que no vamos a volver a pisarlo... O al menos, eso espero...

-¿¡Pero qué es esto?!, ¿quiere ser el único hombre acusado de desacato en el día de su boda?

-No señoría, por favor continúe-. Dice en un hilo de voz. Ahora la cara del juez cambia, a una más amable, que bipolaridad...

-Abogado Malfoy, ¿acepta a Hermione Granger como su legítima esposa para amarla, respetarla hasta que la muerte los separe?

-Sí quiero

-Pues por el poder que me otorga el estado de NuevaYork, yo los declaro marido y mujer. Ahora sí puede besar a la novia-. Miramosal juez un segundo, que nos mira con una sonrisa, en especial a Draco, sé quelo último iba por él... Y por fin unimos nuestros labios formando un dulcebeso, con cariño y ternura, de fondo, los aplausos de los invitados.

Nos separamos, y empezamos a reír. A partir de ahora ¡estoy oficialmente casada! Nunca pensé que llegaría a estarlo y mírame ahora, casada con el abogado contrario, quien lo iba a decir...

Salimos del juzgado y nos subimos en la limusina blanca que nos espera delante de la puerta. Tenemos que darnos prisa si queremos tomar nuestro vuelo a tiempo.

-Ya está-. Saco del asiento dos bollos rellenos de chocolate con un adorno para tartas de boda.

-Toma, por los viejos tiempos

-Bueno, como voy a rechazarlo-. Los tomamos y nos miramos.

-Hasta que la ley nos separe

-Hasta que la ley nos separe-. Chocamos los bollos a modo de brindis y le damos un mordisco.

Arranca la limusina, dando comienzo a una larga y feliz vida de casados por delante. Miro por la ventana, despidiéndome de todo lo conocido hasta ahora, echaré de menos Nueva York, pero supongo que Londres tendrá muchas aventuras nuevas para nosotros. Ahora mi mirada se posa sobre mi marido, y todos los recuerdos vividos vienen a mí... Ha sido una historia de amor peculiar, ¿desde cuando dos abogados contrarios se enamoran por casualidad? Creo que solo nosotros hasta el momento... Mi madre tenía razón... Nunca desesperes... El amor puede llegar a ti en donde, cuando y sobre todo, con quien menos te lo esperas...

El fin

Amor a JuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora