Trampas

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Los rayos de sol me molestan, a pesar de tener los ojos cerrados. Los abro, y tras acostumbrarme a la luz y ver muebles blancos y negros conjuntados a la perfección, me doy cuenta de que no es mi habitación en donde me encuentro, me giro y no veo a nadie en el otro lado de la cama. Oh dios mío... Que he hecho... Me paso las manos por la cara intentando buscar una respuesta a mi pregunta de porque lo hice, pero no consigo hallar una respuesta clara

-Buenos días, ¿Quieres un café?-. Draco se acerca y me deja un café en la mesilla.- Levántate y vístete que nos esperan dentro de cuarenta y cinco minutos, la ropa está en la secadora-. Me incorporo rápidamente. ¡La secadora!. Me pongo una camisa suya que he visto que tenía encima de la cama y voy corriendo hacia allí. Empiezo a sacar la ropa, pero me falta algo... busco dentro de la lavadora pero nada... Ahora incluso llego a dudar... ¿llevaba bragas anoche? Al menos de eso recuerdo... Encojo los hombros y empiezo a vestirme, mis sospechas se confirman, ha encogido y ahora todo me queda mucho más entallado que antes, mi blusa ahora se ha convertido en una fuente de provocación, no puedo abrocharme el botón de arriba, así que he tenido que dejarlo abierto que, añadiendo el pecho que tengo, ha dejado a la vista un gran escote, casi no puedo respirar. Me pongo la chaqueta, que tampoco se puede abrochar mucho, luego los vaqueros me quedan más estrechos de lo que ya me quedaban, dificultándome que pueda andar normal, parezco un astronauta caminando por la luna. Genial, ahora iremos los dos igual de mal al aspecto.

-¿Lista?-. Me giro y veo a Draco con su traje negro y la corbata que le regalé puesta, simplemente esta impecable, perfecto, sin ninguna imperfección a la vista.

-¡Oh venga ya!-. Me quejo al verle con su aspecto perfecto

-¿Qué pasa? ¿No te gusta? ¿Es la corbata?-. Le miro preocupada, ahora voy a ser yo la que va como si acabase de venir del bar con los amigos. Llegamos al juzgado, y consigo que cinco minutos antes mi madre me trajese una falda en condiciones. Me voy al baño tras prometerla que luego la contaré todo lo de anoche, me cambio y reanudamos de nuevo el caso.

-Noventa y siete millones su señoría y quiere que mi cliente se atenga a tener un acuerdo prenupcial miserable que además es claramente sospechoso, Luna Longbottom tiene derecho a la mitad de los bienes y a un porcentaje de los beneficios de su empresa

-¿No lo dirá en serio?-. Me interrumpe Draco

-¿Qué?-.Le pegunto confusa

-Perdone que la interrumpa Señorita Granger, pero suponiendo que se trate de una cifra tan alta, ¿cree que su cliente tiene derecho a más de lo acordado en el acuerdo prenupcial?. Porque esa no era su postura de anoche-. Abro los ojos alucinada, ¿¡a que viene ahora sacar el tema de anoche trabajando?!.- Suponiendo que aún recuerde... Su postura...-. Por un momento me quedo en shock, estoy pensando mal... Pero me recompongo, estoy preparada para responderle.

-Estoy hablando, de ESTA MAÑANA, de una pareja que son marido y mujer, de dos personas que han vivido juntos durante ocho años, de una esposa que en sus momentos más íntimos inspiró las creaciones de su marido.

-Espere, que dijo ayer, era muy bueno...-. Empieza a rebuscarse en los bolsillos de su americana, buscando algo.- Lo tengo que tener por alguna parte... ¡Ah aquí esta!-. Saca algo de su pantalón, como un pañuelo rojo doblado, me fijo con detenimiento, ¡mis bragas! ¡Y ha escrito en ellas!.- La intimidad no cambia nada, el trabajo, es trabajo

-¡¿Cómo se atreve?!-. Grito sorprendida

-Abogada Granger, el Señor Malfoy ha dado su opinión, y respecto al acuerdo sigue vigente, por lo tanto se repartirán los bienes según lo acordado, ¡caso cerrado! Y si tienen que resolver algo entre ustedes, ¡háganlo fuera!-. Sentenció el juez, ahora se retira de la sala y nos quedamos Draco y yo, él mirándome como si no hubiera roto un plato en su vida, y yo fulminándole con la mirada pensando en todas las formas posibles de matarlo.

Salgo del juzgado y según voy bajando las escaleras oigo su voz diciendo mi nombre detrás de mí.

-Hermione espera, espera-. Va a tocarme el brazo pero me doy la vuelta

-¡No me toques!-. Le grito furiosa

-De acuerdo, déjame que te explique

-Abogado, está usted ejerciendo en un vacío libre de moralidad en el que todo vale-. Digo seria y cortante

-¿El qué?

-¡Qué te vayas a la mierda básicamente!-. Le dedico una sonrisa hipócrita y sigo caminando

-No lo entiendes, te he hecho el mejor de los cumplidos

-¿¡Cumplido?! ¿¡Enseñar las bragas que uso delante de todo el mundo es un cumplido?! Genial, ¡pues yo me voy a dedicar a decir a todos los de mi bufete de qué color, talla y marca llevas los bóxers!

-No lo entiendes, he tenido que jugar más sucio que en toda mi vida, eres realmente buena-. Ruedo los ojos con desesperación, nada de lo que dice tiene sentido, me ha hecho quedar mal delante de todo el mundo y de la peor manera, y pensar que estuve con este hombre la noche anterior...

-Ahórrate los cumplidos para otras, ¡me debes una disculpa!

-¿Cómo la disculpa de anoche?-. Me ha pillado, sabe que era falsa. Los humos se me bajan por un momento, pero me enderezo, soy yo la víctima de todo, no él.

-De acuerdo, pensaba plantarte en medio de la cena, pero dejé que me sedujeras para que te confiaras

-¿¡Qué dejaste que te sedujera?! ¿¡Qué tú me dejaste?!

-Sí Señor Malfoy, ¿hiere su orgullo?

-Eh, lo de anoche fue muy especial, no deberías estropearlo porque te haya ganado el caso

-Oyes, sabes, tienes que empezar a controlar tus sentimientos, si a mí me afectasen todos los abogados de los que me he beneficiado ya habría acabado en un manicomio-. Ahora el que guarda silencio es él, sin saber que decir, normal, me acabo de autoproclamar fresca con todas las letras mayúsculas, negrita, cursiva y subrayado con rotulador fosforito. Pero no quería darle la satisfacción de hacerme quedar más en ridículo de lo que ya me había dejado él. Con paso ligero sigo bajando las escaleras, pero antes, me vuelvo hacia a él y meto la mano en su bolsillo.

-¿Me las devuelves? Creo que ya no te van a hacerfalta-. Cojo mis bragas, ahora manchadas de tinta, genial, ahora tendré quebuscarme algo para que no se destiña ni se quede la marca... Sigo avanzando, ycojo un taxi a mi casa. Me siento furiosa, ¿¡como se ha podido aprovechar de mípara ganar el caso?! Simplemente no lo entiendo, de todas las maneras queexisten para jugar sucio y elige esa, y nunca mejor dicho, ha elegido la mássucia posible. Ahora tengo una mancha negra en el expediente de mi carrera,sigo sin poder creer que haya perdido un caso tan grande como este, pero estono se va a quedar así, me voy a vengar, pero esta vez no seré tan buena con unasimple disculpa falsa...

Amor a JuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora