Piñas coladas

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Por fin llega la camarera con nuestras copas, ¡salvada por la campana! Nos las planta encima de la mesa y yo la miro con intriga, para ser un lugar como este sirven cosas elegantes, a lo mejor he subestimado al sitio... Lo miro con detenimiento y veo que me suena demasiado el color de la bebida, ¡oh no son piñas coladas! Los recuerdos me vienen a la cabeza, aquella noche en Florida y después despertarme en su habitación. Le miro, sé que lo ha pedido a proposito, pero si piensa que esta vez me va a llevar a la cama está muy equivocado...

-¿En serio?

-¿Él qué?

-¿Piñas coladas?

-Sí ¿Qué pasa con ello?

-Sabes perfectamente que eso fue lo que me tome aquella noche en Florida

-Oh, entonces será perfecto para recordar viejos tiempos, ¿tendré que llevarte a mi casa esta noche también?-. Ríe, y por un momento vuelvo a pensar en que tiene una sonrisa muy bonita, pero enseguida vuelvo a la realidad, se está riendo de mí, y eso es algo que no soporto.

-Muy gracioso, pero creo que soy lo suficientemente responsable como para saber beber sin acabar en la casa de alguien

-En Florida no lo demostraste...

-Fue una situación especial, bebí demasiado, el ambiente me puso peor y me desmayé

-Bueno, yo te aviso-.

Con decisión tomo la copa y la levanto, Draco impresionado por mi reacción hace lo mismo.

-Por los viejos tiempos

-Por los viejos tiempos-. Chocamos las copas y de un solo trago nos acabamos la copa. Me quema la garganta, es un golpe fuerte para empezar la noche.

-¿Demasiado fuerte para ti?-. Me pregunta divertido al ver mi mueca al terminar la copa. Le fulmino con la mirada, se está burlando de mí, lo sé, pero no voy a ser débil y menos delante de él

-No, que va, incluso sigo teniendo sed, pidamos otro

-No, esto es demasiado fuerte y no quiero poner en peligro la tapicería de mi coche llevándote a mi casa

-Oh que detalle... ¡Camarera!-. Levanto la mano con decisión, le voy a demostrar que puedo beber lo que quiera y saber controlarme. Pronto nos ha traído otra piña colada y me falto tiempo para llevarme la copa a los labios y beberme todo en cuestión de segundos. Draco me mira impresionado y por un momento creo que me estoy empezando a marear, el alcohol ya me está empezando a afectar...

-No tienes buen aspecto, creo que deberías dejar de beber-. Me advierte, pero yo simplemente por llevarle la contraria pido otro.

Bebemos y bebemos uno tras otro, él, que me decía algo que podía significar que era una floja, yo que pedía más y más. Ahora creo que he bebido demasiado, creo que ya nos hemos bebido ocho copas, y con esta que nos acabamos de terminar nueve. Dejo la copa, se acabó el beber por hoy, miro a Draco y creo que esta igual de borracho que yo, aunque yo creo que más. He empezado a sentir calor y me he quitado mi blusa, ahora estoy en camiseta de tirantes. Mi coleta bien hecha ha quedado completamente desordenada y ahora me estoy riendo por tonterías. De repente se oyen unos truenos, oh no, creo que va a llover y me voy a tener que pedir un taxi...

-Llueve, ¿te has traído paraguas mujer del tiempo?-. Le miro y niego con la cabeza preocupada, genial, me va a tener que llevar. Pagamos la cuenta y me pongo la blusa y la chaqueta de cuero, intento como puedo arreglarme la coleta y estar presentable., pero creo que lo único que he conseguido es empeorarla.

Vamos dando tumbos hacia la salida, y al abrir la puerta veo que está lloviendo a cántaros.

-Con que el sesenta y cinco por ciento de lluvia eh

-Es lo que dijeron en el canal del tiempo o fue un ochenta y cinco, bueno es un veinticinco por ciento de diferencia que más da si iba a llover igual...-. Río.- Me parece que estoy un poco borracha y tengo frío-. Draco me mira y me acerca a él, yo lo acepto y reposo la cabeza en su hombro, la verdad se está muy bien.

-Un poquito, pero mira el lado positivo, los dos tendremos la misma resaca en el tribunal-. Pide un taxi y vamos a montarnos agarrados de la mano, yo no me opongo, es más, me gusta el tacto de su mano con la mía.

-Sí, pero ¿qué tienen la jueza y tú? Uy tengo la boca rara no siento nada ¿y tú?-. Se para en seco y me mira, me acabo de dar cuenta que todavía no me ha soltado la mano y estamos a centímetros. Le miro y recorro con la mirada cada facción de su cara, cómo puede ser tan perfecto este hombre, ahora que estoy borracha mis pensamientos sobre él salen a la luz, y por un momento he perdido completamente el frío que tenía hace un rato. Ya no pienso que es el mr. Arrogante que conocí una vez en Florida ni el abogado al que quiero ver muerto socialmente, incluso he olvidado que me ha humillado públicamente delante de muchísima gente. Ahora solo puedo pensar que es extremadamente guapo, divertido e irresistible.

Seguimos mirándonos y ahora hace algo que jamás pensé que iba a pasar, se acerca y acorta la distancia entre nosotros con un beso. Yo no sé cómo reaccionar, me ha pillado totalmente por sorpresa, y lo único que puedo hacer es quedarme tiesa como un palo.

-Bueno, eso lo he sentido-. Me dice una vez que nos separamos

-Eh, no me esperaba...

-¿Y tú lo has sentido?

-Sí-. Esta vez yo soy la que toma la iniciativa y le vuelvo a besar, quería volver a sentir la sensación de mariposas en el estómago que sentí cuando nuestros labios se juntaron. Puede que estando consciente no lo hubiera permitido, incluso se hubiera llevado un golpe por mi parte. Pero ahora esto me ha parecido la mejor sensación del mundo que estaba dispuesta a repetir una y otra vez. Seguimos besándonos bajo la lluvia, y ya no nos importa que nos estemos empapando y que posiblemente vayamos a coger un resfriado, estamos demasiado ocupados besándonos como si no hubiese un mañana. El beso es interrumpido por el pitido del taxi, que nos asusta y hace separarnos, ambos nos miramos y reímos como locos.

Nos montamos en él y Draco le da la dirección, no sé si le ha dicho la mía o la suya, pero me da igual, lo único que estoy deseando es volver a quedarnos solos para continuar besándonos.

Al fin llegamos a nuestro destino y nada más bajar me vuelve a besar, pero esta vez con pasión. Draco va avanzando hacia dentro y yo le voy siguiendo, todo esto sin parar de besarnos, nos subimos en el ascensor y por fin llegamos a su piso. Coge la llave y abre la puerta como puede, entramos resbalándonos debido al agua de la lluvia, de milagro conseguimos no caernos, tiro el bolso por el suelo, ya todo me da igual.

Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su propio sabor. Era dulce, y adictivo.

Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello.
Me sorprendió que él no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol.
Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperada volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja. La ropa empezó a estorbar y en cuestión de minutos ya estábamos disfrutando enteramente el uno del otro, nunca me había sentido tan viva desde hace años, merecía disfrutar, a pesar de que a la mañana siguiente me fuera a arrepentir

Amor a JuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora