34: ¿Pollito?

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La vuelta a casa fue más rápida de lo normal. Quizás por estar sumida en mis pensamientos o por las prisas de Calle por querer tener tiempo para dormir un par de horas antes de marcharnos.

Había arreglado el vuelo y en tres horas podíamos partir.

Había hablado con Martínez y con Villalobos, de manera parcial, sobre lo ocurrido.

Por supuesto, tuve que terminar la llamada sin previo aviso luego del regaño número nueve.

Primero: no notificarles sobre mi pequeño escape.

Segundo: no ir con alguno de ellos o con algún guardaespaldas.

Tercero: haberlos dejado solos con eso cuatro loquillos.

Cuarto: no responder llamadas ni mensajes.

Quinto: haber apagado el rastreador que siempre llevaba en caso de emergencia.

Sexto: no haber disfrutado de la bahía.

Séptimo: terminar las mini vacaciones de manera repentina.

Octavo: no haber dicho en primera instancia el resumen de lo ocurrido con Limón.

Noveno: dejar que Calle condujera sin haber dormido...

Fin de la llamada, sabía que había roto mis propias reglas comenzando por: Jamás salir sin guardaespaldas.

Recosté mi cabeza de la cabecera del asiento.

¿Cómo mi vida se había descontrolado tanto?

Diez años en Italia. Diez años llevando mi vida sin errores mayores. Diez años siendo para el trabajo y para mi familia. Diez años cuidando con recelo la combinación de apellidos Garzón Guzmán.

Diez años y en un mes la castaña a mi lado me revolcó cuerpo, mente, alma y corazón.

Diez años y en un año perdí a una segunda parte de mi corazón y casi pierdo una tercera parte del mismo.

Diez años y trás yoga, kilates, cantidades de aromatizantes, terapias, masajes, ejercicios, duchas tranquilizantes y otros tantos métodos para encontrar tranquilidad... En un mes conocí la verdadera paz y casi un año después la tengo de mi mano.

-Amor, ¿Ocurre algo? -Calle me preguntó cuando apagó el motor del Jeep en la cochera de la casa.

-Nada, bebé. Solo pensaba en tantas cosas. -Admití.

-¿Qué cosas?

-Mejor vamos a dormir y luego te cuento. -Me acerqué y le di un corto beso antes de bajarme lo más rápido posible para abrirle la puerta.

-Grazie. -Me sonrió y juntas de la mano entramos sigilosamente a la casa hasta nuestra habitación.

Nuestros pasos se detuvieron tal gato cuando toca agua.

¿Normal sentir escalofríos al ver a seis personas sentadas sobre una cama como si de un ritual se tratase?

Cómo toda una Garzón hecha y derecha que soy... Sujeté del brazo a Calle y me coloqué a su espalda.

-Traicionera... -Me susurró.

-Te recompenzaré.

-¡Holis, chicos! -Saludó de inmediato la mujer más bella sobre la faz de la tierra.

-Daniela Calle y María José Cobarde Garzón. -Habló Manu de forma rígida.

-María José Mafiosa Cobarde Garzón sal de detrás de Calle. -Claramente Pau.

A Un Click: Siempre Tú Y Yo EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora