𝕺𝖓𝖊-𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 [Pedidos Cerrados]

࿏✦ Noctis Caelum

Pedido por: claireuchiharedfield

Los grandes pasillos estaban vacíos, y eso lo ponía inquieto. Generalmente, las noches cómo esas, solían tener un augurio lúgubre de penumbra y muerte. Sus cabellos picaban en su rostro, balanceándose de un lado a otro al caminar, tras ser llamado por su padre, Regis, acusando de una visita repentina que creía que iba a alegrarle.

Pero en la situación actual, el príncipe no sabía si realmente algo podría alegrarle. Sus ojos azules, tras ese pensamiento, se vieron levemente oscurecidos, por la preocupación. Siempre había sido bastante emocionalmente sensible, tras todo lo ocurrido en el pasado, pero actuaba de un modo que parecía todo lo contrario, apenas percatándose personas a su alrededor de ello; una vez salió de los pasillos, sus ojos se tornaron color rojo, antes de que, a un costado suyo, una lanza apareciera. La empuñó sin dudarlo dos veces, pues no sabía si realmente podía confiar en cualquier visita desconocida.

La sala del trono estaba semi-vacía. Su padre aguardaba en ella, antes de que, al verlo acercarse, dirigiera una sonrisa pequeña. El hombre se acercó, palmeando su hombro, mientras su hijo lo miraba confuso, hasta que el hombre abrió paso.

- Noct, hay alguien que quiere verte. Se ve muy distinta desde la última vez que le ví, ahora es toda una mujercita.

Antes de que pudiera decir más, los tintineos y pasos pesados irrumpiendo en la sala, llamaron su atención. Una armadura algo oxidada fue lo que vió. Su mirada fué subiendo, a la par que aquél cuerpo se acercaba, incluso a pesar de la modernidad en la ciudad, había quienes pernacian en comodidad con lo antiguo. Una espada de un oscuro color [c/f] recargada en su hombro, aunque parecía no pesarle, un arma enfundada, vendajes, ropas desgastadas. Una línea delgada que definía los límites de aquél rostro tan familiar, un par de labios rosados, carnosos. Había también una cicatriz notoria en su mejilla, como si hubiera sido producto de un corte profundo, la nariz algo pequeña, con un curita adherida, y unos bonitos ojos color [C/o] pestañas de un tamaño correcto. Todo esto adornado, con un largo cabello [c/c] amarrado en una coleta desordenada. La sonrisa en el rostro de la fémina fué suficiente para desubicarlo.

- ¿Así es como saludas a una vieja amiga, Lucis?

Boquiabierto, miró a su padre, que alzó los hombros, y luego a la joven nuevamente. Parpadeó varias veces, acercándose.

- ¿___-__?

____ era una vieja amiga cercana a él. Solían jugar juntos, y ella pasaba mucho tiempo en el castillo, tanto con el rey, como con el heredero. Traía la vida, y colores que Aulea se había llevado tras el ataque de la Marilith. Eso fue, hasta que repentinamente Noctis dejó de verla. Su padre le confío que ella había sido reclutada para convertirse en una guerrera, y había comenzado su entrenamiento cuanto antes, entristeciendo al joven príncipe, pues no había podido despedirse, ni tampoco le había permitido el decirle que, secretamente, tenía una pequeña atracción infantil por ella. Aunque suponía que ya era bastante obvio por sus ojos delatores de emociones.

- ¿Esperabas a alguien más?

A pesar de haber estado cautiva, ella trataba de sobrevivir, manteniendo esa personalidad tan característica suya. Una sonrisa se posó en sus labios al ver al de cabello puntiagudo de nuevo, los años le habían pegado de buena manera, debía de admitirlo. Tras haber dado unos cuantos pasos, y divisar al hombre, se inclinó, arrodillándose en el proceso ante el rey y el príncipe, mostrando su respeto a pesar de sus comentarios anteriores.

- No hay necesidad de que hagas eso.

Ella lentamente se levantó, sonriendo agradecida con el hombre que había permitido pasar tiempo en el lugar. Noctis y ____ hicieron contacto visual una vez más. El rápidamente se acercó, finalmente envolviéndola entre sus brazos, obligándola a soltar el arma para mantener el equilibrio y corresponder al abrazo. El cuerpo de Noctis cubría una buena proporción del suyo, mientras que tendría que pararse de puntillas para llegarle a la estatura. Acarició la espalda del contrario con suavidad.