[Pantalla en negro]
Silencio. Las calles de Musutafu eran tranquilas y silenciosas, como las vírgenes al abrazar la muerte. El cielo era iluminado con pequeños puntitos blanquecinos y brillantes conocidos como estrellas. Incluso parecía tener una estela, o tal vez solo era el ténue brillo que emanaba la llama en sus manos.Se sentía frío. Vacío. En medio de la nada, entre sus propios pensamientos. Solía acechar por las noches, entrando por la ventana de la pared izquierda que daba al jardín. Nadie podía verlo o sería el fin.
Solía subir por las escaleras escondidas entre la maleza y las enredaderas, la ventana semi-abierta para cuando se le ocurriera llegar. Según el reloj en su móvil, eran las dos de la madrugada. Era una buena hora, en especial para sabandijas como él que se escondían en las sombras. Poco a poco, terminó de abrir la ventana para pasar al interior de la habitación. La respiración tranquila de la muchacha en cama era lo único que se percibía en el silencio de la habitación. Soltó un suspiro cansado, estaba realmente agotado.
Quería huir. Quería convencerla de que podía escapar de esas cuatro paredes de la mazmorra que era su casa. No iba a engañarla con mentiras, pues Dabi no era así. No era el tipo de persona que promete maravillas cuando no las tiene.No podía prometerle una vida con lujos y felicidad, en una casa en el bosque con dos hijos y un perro.
Pero si podía prometerle fidelidad. Y su cariño sincero. Porque, a este punto, estaba tan dudoso de como era el que terminó a sus pies. Era tan común, sin siquiera una habilidad. Era tan indefensa.
Era tan pura y frágil como una flor.
Quería corromperla.
Deseaba con anhelo ser el primero en todo, en su vida. Su primer beso ya lo había sido. Probablemente su primer amor también, pero ella no lo sabía y no debía saberlo. No debía saber que el mismísimo Dabi era su antiguo vecino Touya.
Dió unos pasos al interior de su habitación, dejando un pequeño rastro de cenizas. Se sentó cuidadosamente al borde del inflado colchón. La miró bastante, lo suficiente para darse cuenta de que había un pequeño nuevo lunar en su mandíbula. Parpadeó varias veces, quiso besarla, pero eso rompería su luto de sueño. Sus ojos azules la recorrían una y otra vez, en especial aquellos labios (c/l), que quería morder.Quería ser el primero en tomar su inocencia.
Pero era demasiado egoísta.
También quería mantenerla pura, tal y como estaba. La miró moverse entre las sábanas y supo que probablemente sus sueños se sentían invadidos por su presencia. La cama hizo ruidos quejumbrosos al moverse el cuerpo descansando de _____.
Suspiró y se levantó, acercándose a la cama para dejar un corto beso en la coronilla ajena, provocando más movimientos. Pudo apreciar sus ojos abrirse cansados, así que supo que era el momento para retirarse. Dió algunos pasos atrás sin decir nada, para tomar rumbo a la ventana por la que entró, sintiendo la mirada cada vez más consciente de la recién despertada. Llamó su nombre mientras frotaba sus ojos, pero él no respondió. Su semblante serio e intimidante quebrado por una sonrisa corta, antes de despedirse con la mano.
- Tú...
La voz de la (c/c) lo llamó una vez más. Negó con la cabeza, solo para ir descendiendo lentamente por aquellas escaleras cubiertas de distinta maleza. Misma que se quemaba de vez en cuando ante el más mínimo roce de sus manos con ella.
Las flores se marchitaban a sus pies, ardiendo unos segundos antes de volverse cenizas. Tomó el camino por el cual había llegado en un principio, y sin decir nada, se puso la capucha de su atuendo. Caminó por las calles, con el vago recuerdo de aquellas palabras dichas por la misma persona de hacía unos momentos.
"Tú no deberías estar aquí."
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Siento que quedó bastante kk. Also, he estado haciendo muchas tareas so, disculpas.
Aceptaré un pedido; persona que me diga el nombre de una flor blanca que no sean rosas, tendrá su pedido.
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𝕺𝖓𝖊-𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 [Pedidos Cerrados]
SonstigesRelatos a pedido. Todos son personaje x lector femenino a menos que se especifique lo contrario.