𝕺𝖓𝖊-𝖘𝖍𝖔𝖙𝖘 [Pedidos Cerrados]

✺ Héroes - N [Pokémon]

Había pasado un año y medio desde el último encuentro con él. Su palacio ya no se encontraba en el mismo sitio, y su paradero era completamente desconocido. La última frase que había dicho era «¡Hasta la vista!» Antes de partir junto con Zekrom a algún lugar remoto de Teselia, o quién sabe, tal vez fuera de la región.
La sensación que brotó a flor de piel le saludó de nueva cuenta, pues su vieja amiga nostalgia había decidido aparecer en un momento como aquél. Serperior se acercó a ti al verte mirar el suelo, tocando tu mano con su cabeza. Tú le sonreíste, negando para decirle que todo estaba bien, mientras acariciabas suavemente con tu mano, antes de sentarte bajo la sombra de un árbol antes de la entrada a el Bosque Perdidos. Serperior siseó por lo bajo de gusto, acostándose a tu lado poco después.
Recargaste la cabeza en el tronco robusto del árbol, mirando a la lejanía el camino que llevaba de vuelta. El viento traía consigo hojas que caían de los árboles, pues el otoño era la estación más cercana, llevándose consigo el calor veraniego. Inconscientemente, a tu mente vino la palabra calor, y por consecuente, fuego. Eso sólo rebuscó en lo profundo de tu ser, encontrándote a tí misma en un recuerdo del Darmanitan que N había usado para pelear contigo en el palacio, antes de que finalmente, Reshiram te reconociera como digna. Llevaste tu mano a tu bolso, acariciando la Pókeball con dicho Pokémon, liberándole del descanso poco después, solo para que éste te mirara de manera compasiva.
El gran dragón blanco acercó su nariz a tu frente y tú solo asentiste, comenzabas a entenderlos lentamente, y podías decir que tu compañero también sentía lo que tú. Lo acariciaste de nueva cuenta y decidiste marchar de vuelta a Ciudad Mayólica, habías quedado con Bel en la cafetería.

- Serperior, vamos.

Él asintió, solo para ir a tu lado derecho, y con Reshiram en el izquierdo, comenzaste a caminar. La gente a tu alrededor no dudaba en saludar, y respondías del mismo modo, después de todo tu esfuerzo, finalmente, hacía un mes que habías podido vencer a Mirto, convirtiéndote a ti en la nueva Campeona, por lo que era normal que la gente te reconociera con facilidad. Sabías que constantemente estarías en la sede de la Liga Pokémon, pero salías a pasear de vez en cuando, sin negar que tenías la esperanza de ver a Armonía de nuevo, aún sabiendo que probablemente no lo volverías a ver.

Las palabras de Ghetchis resonaron en tu cabeza una y otra vez «N sólo fue criado para despertar al Pokémon legendario, Zekrom». Sabías que eso no era cierto, la existencia de N tenía un significado puro y más allá, como la era la de todo ser humano. Parpadeaste varias veces a punto de chocar con el letrero que anunciaba la Ruta 16, Serperior te miró con burla, Reshiram no se inmutó, tú solo te escondiste un poco entre tu gorra para evitar la vergüenza. Debías de dejar de pensar en él, como tu amiga Bel te había dicho alguna vez, pero simplemente no podías hacerlo, y mucho menos olvidarlo. En esos momentos, encendiste el videomisor para conectar con Bel, que no tardó más que unos cuantos segundos en atender.

- ¡Hola, ____!

- ¡Bel! ¡Gusto en verte de nuevo!

- ¡Lo mismo digo! ¡Mírate, ya has cambiado tanto en tan poco!

- Exageras, exageras. ¿Qué tal todo con la profesora Encina?

Continuaron charlando un rato, hasta que ella hizo mención de N. Te quedaste en blanco por unos momentos.
La bulla de la gente de alrededor tuyo te hizo reaccionar, encendiendo tu curiosidad ante los murmullos y cúmulos de gente en la entrada Este de ciudad mayólica. Pensaste que tal vez se trataría de Camila, la modelo, así que seguiste tu camino, tomando la ruta larga y pasando por en frente de el Metro Batalla, solo para dirigirte a la zona Sur, que conectaba con la Ruta 4, sin embargo, las personas que te rodeaban tapaban tu camino. Miraste a tus amigos, y Serperior se acercó haciendo un movimiento con su cabeza. Asentiste y lo colocaste en su Pókeball, mientras que Reshiram te tomaba de la parte trasera de tu camisa, alzándote y dejándote frente a la multitud.