Aventura Inolvidable -Hogwarts Mystery.

capítulo 30- la espada infernal

Flashback

“Corrí.

Estaba desorientada, todo se hallaba en llamas, todo olía a quemado, y no paraba de escuchar gritos por donde fuera.

—¡¡¡SETH!!! —grite desesperada. —¡¡¡¿¿¿DÓNDE ESTÁS???!!!

Me vi tumbada en el piso, después de que una columna en llamas se me cayera encima; la quite con mi telequinesis antes de que me diera de lleno, y adolorida, como pude, me puse de pie de nuevo.

—¡¡¡SEEEEEETH!!! —volví a gritar, corriendo en su busca.

Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, pero las contuve.

Él está bien, él está bien…, me repetí una y otra vez en mi cabeza, mientras seguía buscándolo.

Me topé con varias familias en apuros, las ayudaba como podía y preguntaba por Seth, pero nadie lo había visto; desesperada, seguí corriendo en su busca.

Él había salido en la mañana con una chica llamada Margo, ella era la chica de la que él siempre había estado flechado, y finalmente, esta mañana había tomado la iniciativa de pedirle salir con él; aun recordaba cómo se había despedido de mí con un beso en la frente, como siempre lo hacía, dándome una de sus hermosas sonrisas; ya había pasado un rato desde que salieron, cuando me di cuenta de que olía a quemado, y el olor se fue intensificando cada vez más, fue cuando salí a ver qué ocurría, y todo Magickter ardía furiosamente en llamas, todo se estaba reconsumiendo; y yo no sabía dónde estaba Seth.

El fuego empeoraba a cada segundo, todo se volvía más denso y pesado, y de no ser porque era yo la que se encontraba de todo esto, ya habría muerto.

—¡¡¡SETH!!! —grazne desesperada.

—Skylar, nunca espere verte actuar tan… patéticamente…

Me tensé al escuchar la voz.

Y comprendí lo que había pasado.

—¡¿Cómo me encontraste, monstruo?!

—Oh, eso me hiere, pequeña, ¿ya no soy tu padre? ¿ahora solo soy un monstruo? —dijo, poniéndose una de sus manos en el pecho, sus garras las posiciono de manera que lo hacía lucir dolido —Te recuerdo que eres la hija del monstruo, ¿entonces eso en que te convierte?

—¡¿Por qué haces esto?! —grite dolida —¡Ya me quitaste a mí madre! ¡¿Qué más quieres de mí?! ¡Solo déjame en paz!

—Oh, no, no, no, no, pequeña. Yo nunca jamás te dejare ir. —dijo —¿Cuántas veces tendré que decirte que hago esto por tu bien?

—¡¿Por mi bien?! —cuestione enfadada.

—Sí, pequeña, por tu bien, estar aquí no sirve de nada, solo pierdes tiempo, esto te hace débil…

—Por mi bien… —repetí en un susurro, luego lo miré.

Él me extendió su mano.

—Así es.

—¡¿TE PARECE QUE ESTOY BIEN?! —grite, comenzando a perder el control.

—Lo estarás, pequeña… ahora ven con papá.

Estaba a nada de arrojarme contra él y golpearlo una y otra vez hasta el cansancio, pero el grito de una chica me trajo a la realidad.