Aventura Inolvidable -Hogwarts Mystery.

capítulo 29- el comienzo del fin

—Sky... yo… ¿cómo es que sabes eso…?

Ah no, no me cambies el tema.

—No importa como lo sé, el punto es que ahora lo sé, y quiero saber, ¿por qué no me dijiste nada después de eso?

Él me miro aun como si no se pudiera creer en la situación en la que se encontraba, de repente solo bajo la mirada un poco.

—Lo lamento, Sky, debíhabértelo dicho, si te besé… fue un impulso… —alzo la mirada a mí —Pero no me arrepiento de nada.

Eso no me lo esperaba…

Tú nunca te esperas nada de lo que Bill hace.

¡No se arrepiente de nada!

¡Ya reacciona, mujer! ¡Lo tienes frente a ti!

—Al menos pudiste decírmelo…—me causaste una discusión con Rowan; que termino siendo para bien, pero aun así me la causaste… —¿Por qué no lo hiciste? —me quejé.

—Porque no le vi sentido, Sky, en ese momento creí que era lo mejor, estábamos en una misión y… —él se calló, dejando la frase al aire.

—Entiendo…

—Ya, Sky, no pongas esa cara —me dijo después de unos segundos, y yo lo mire sin comprender a lo que se refería —No te vuelvo a ocultar nada. Lo prometo —dijo eso ultimo alzando su mano, como si de un juramento se tratara.

—Yo no estoy triste…

—Ah, ¿no? —dijo alzando una ceja y sujetando su mentón —A mí me pareció que si…

—Yo-no-estoy-triste. —dije enfatizando cada palabra, poniéndole un dedo en el pecho, muy seria.

—¡Pues parecía que sí! —me replico, agarrándome de la muñeca, divertido —Tenemos que hacer algo al respecto. —dijo, y después comenzó a acercarse.

—Bill… ¿qué…? ¿qué haces…? —cuestione, intente quitar la mano, pero él no la soltó; me sonrío cuando vio que me irritaba.

Si, lo sé; cuando me entorpezco mi fuerza se reduce patéticamente a la de una humana normal.

—¿Tú que crees que hago, Sky? —me dijo acercándose más.

—¡No lo sé! ¡ya suéltame! —protesté, intentando quitar la mano otra vez sin éxito.

—¿Alguna vez te has reído muy fuerte? —me preguntaba, cuando vi que ya estaba más cerca, intenté quitar mi mano desesperadamente para huir.

Entonces supe que era lo que iba a hacer, intenté quitar mi mano frenéticamente para huir, pero no lo logré; me retorcí cuando sentí como me clavaba los dedos en las costillas, por encima de la túnica.

—¡No, Bill! —grité si poder evitar reír —¡Para! ¡PARA!

Empezamos a forcejar, yo me encontraba entre la risa y el horror por intentar escapar, mientras que él parecía disfrutarlo al máximo.