Aventura Inolvidable -Hogwarts Mystery.

Capítulo 11- Cosas prohibidas

—Entonces... ¿Qué me quieres decir?

Charlie se puso algo incómodo, pero no perdió su sonrisa; aunque ahora era una nerviosa.

—Hay algo más que se rumorea, aparte del cuadrado amoroso…

Ay no, donde me entere quien comenzó los rumores no se libra de esta.

Suspiré.

—¿Y qué es?

—Es sobre nosotros dos… —Charlie se rascó la nuca, debía estar muy incómodo, porque conocía las expresiones de Charlie, y no solía hacer eso.

—Dilo. —fui directo al grano.

Como siempre.

—Bueno, cuando visitamos el bosque prohibido con Barnaby, desde ahí comenzaron, bueno, la gente pensó que fuimos a hacer... cosas prohibidas. —dijo bajando la voz cada vez más.

—No entiendo. —parpadeé.

—Pues... ya sabes...

—No Charlie, no lo sé, ¿podrías ser más especio? —dije irritada, no quería impacientarme…

—Oh vamos Skylar, tienes más de 1000 años, deberías ser la persona más sabia del mundo.

En realidad, no lo soy; a Albus le encantaba restregármelo a la cara, si no me crees, puedes ir a preguntarle.

Eso quise decirle, pero no lo hice.

—Charlie, la mayor parte de mi vida me la pasé encerrada viajando de pueblo en pueblo, las personas se daban cuenta que no envejecía y me tenía que mudar; la verdad es que me la pasaba el 98% de las veces sola.

—Oh... bueno… —frunció el ceño no muy convencido, pero luego suspiro —Todos creen que fuimos a tener sexo al bosque. —dijo y pareció sentirse libre en cuanto lo dijo; como si eso explicara toda la causa de los problemas con los rumores.

Lo miré sin saber muy bien que decir, mordí mi labio y desvié la mirada.

Sexo, había escuchado hablar de el en algún momento de mi vida, pero aun así no sabía que era; y me sentía muy estúpida confesándoselo a Charlie.

—Charlie… —mi voz me dio pena, trate de sonar lo más indiferente posible.

—¿Sí?

—¿Qué… qué es sexo? —murmuré tan bajo que Charlie no me entendió.

—¿Qué dijiste?

Suspiré de nuevo, incomoda.

—¿Qué es sexo? —repetí alto y claro.

Cuando no me respondió, lo votee a ver, tenía los ojos abiertos de par en par, me miraba sorprendido; entre incrédulo y dudoso.

Mierda, Rowan tenía razón, ¿de qué te sirve tener mil quinientos años si no te molestas en aprovecharlos?

—¿Charlie…? —lo llamé y él pareció reaccionar.

—Espera, déjame ver si entendí, ¿no sabes lo que es el sexo? —dijo y sonó escéptico, asombrado—¿No sabes lo que es tener relaciones sexuales?