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Pasaron dos semanas más, y la recuperación de Emma iba en ascenso cada día... ya podía dar paseos cortos conmigo por el lugar, y eso era maravilloso.

Su hermano y sus parientes la habían visitado el día ayer. Mi padre había ordenado que el chofer los trajese.

Se emocionaron mucho y casi todos lloraban al ver en pie a la pequeña, Emma..

Aun no había señal de don Cecilio. Nadie lo había visto, ni sabía de él.

Mejor así —pesaba yo con furia.

Cuando Julio me vió, por supuesto me ignoró. Entendía que aún estaba dolido, y de verdad esperaba que algún día me disculpase por haber roto su confianza. Por no haberle dicho que sentía algo o mejor dicho, mucho por su hermana. Él era un buen amigo... de los poco que tenía  que valían la pena.

**
Las hermanas nos habían dicho que las heridas de Emma, requerían de un par de días más de curación. Así que debíamos esperar para llevárnosla a casa.

La señora Rosaura y yo, habíamos hablado de que me casaría con Emma, ni bien saliéramos de aquí.

Sería una boda donde no habría más invitados que los familiares, los suyos y los míos. Por supuesto, mi padre objetaba que se debía hacer una fiesta por lo grande.

—Se me casa mi hijo mayor— decía—, y de usted la pequeña de la casa, doña Rosaura. Hagamos algo inolvidable.

—Eso requeriría tiempo, y en el pueblo ya se rumorea bastante sobre ellos. Sabrán de una forma u otra que mi Emma, ya se casa embarazada. No quisiera que la agobiaran.

—Yo tampoco—intervine—, lo que menos quiero es que Emma se ponga mal por escuchar los rumores, estúpidos de la gente.

—Pero se casan en otro pueblo y listo— opinó papá.

—Eso también lo que he pensado, padre. Casarnos en otro lugar e irnos a vivir a otro lugar— puntualice.

—¡A otro lugar! —protestó doña Rosaura alebrestada—. ¿¡Planeas llevártela lejos!?

—Entiendo que no esté de acuerdo, pero sí, señora. Creo que Emma sería mucho más feliz viviendo en algún otro lugar que no fuera el pueblo.

—¡Pero eso... eso no es justo! ¿¡Cuando la veré yo!?

—Usted puede venir a vivir con nosotros. O venir a visitarnos diario, tampoco estoy pensando llevarme a Emma a una lejanía.

—¿Entonces dónde?

—Por el momento, mi padre y yo hemos hablado de que Emma y yo viviremos a las afueras del pueblo, en una casa pertenece a mi familia.

—Sí, a mí la casa del lago me parece perfecto—opinó mi padre.

Asentí.

—Usted también puede venir y acomodarse ahí, señora Rosaura — le ofrecí.

—No. A mí no me parece vivir arrimada a ustedes. De casados ustedes querrán su privacidad, así que no, ni hablar.

—¡Ay, pero señora! ¡Decídase! ¿Quiere o no quiere estar cerca de su hija? — papá hechó las manos al cielo, como si le acabará la paciencia. Yo me reí y palmeé su hombro para que se calamara.

—No estaría arrimada, señora Rosaura. La casa es muy amplia, tendría usted su propio espacio... incluso si Julio quisiera venir con nosotros, habría espacio de sobra para él.

—¿Por qué harías todo eso por nosotros? —me preguntó recelosa.

Con sinceridad dije:

—Por qué ahora ustedes son parte de mi familia. Y porque Emma, sufríria muchísimo si se separa de ustedes. Además, si lo piensa, cuando él bebé nazca, Emma y yo necesitaremos toda la ayuda posible. No tenemos experiencia, y seguro nos vendrán bien sus consejos.

Emma. A Solo Un Beso Del Pecado. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora