Emma.
Una tarde, después de la iglesia me apresuré a subir al carruaje de Adrián, antes de ser vista por alguien del pueblo. Él ya me esperaba sonriente y como ya era costumbre, fui y me senté en su regazo rodeándole el cuello con mis brazos y nos besamos ansiosamente...por un largo rato... Todo iba estupendo... Hasta que se me ocurrió abrir los ojos y entonces me encontré con qué en el piso había una bolsa desbordada de dinero.
Mi ceño se frunció y deje de besar a Adrián, quien preguntó:
—¿Qué pasa?
Señale mi preocupación.
—¿Que hace todo ese dinero ahí tirado?Los brazos de Adrián se ajustaron a mi alrededor, cuando jocoso respondió:
—Es de un tipo que le debía mucho dinero a mi padre. Lo he perseguido prácticamente todo el mes para que nos pague, y justo hoy se dignó hacerlo.
Mis cejas se levantaron. Eso era muchísimo dinero... Para mí.
—Ya..., y porque no has ido a guardarlo.
—La caja fuerte está en casa.
—Eso me lo suponía.
—Bueno, yo ya venía con el tiempo justo para pasar por ti. No tuve tiempo.
Con cuidado me fui bajando de su regazo y sentándome aún lado. Adrián me miraba cuidadoso.
—Sabes, yo te hubiera esperado de haberme avisado que llegabas tarde por un motivo urgente.
—Pero no es un motivo urgente, mi amor. No es nada —murmuró acariciándome la mejilla.
—Adrián, llevas ahí más dinero del que he visto jamás —, le confesé—, no puedes ir campante por todo el pueblo. Es peligroso.
—Cariño, no va a pasarnos nada —me juró.
Hice una mueca.
—No me preocupo por mí, sino por ti—tome su rostro y le hable con toda la sinceridad que me cabía —, no me gusta que lleves dinero de esa manera. Este pueblo es pequeño y tranquilo, pero todos sabemos que no lo es tanto. Aún hay peligro. Aún hay gente mala... Y no quiero que tientes a la suerte y algo te pase.
Adrián hizo un amague de sonrisa.
—Me gusta mucho saber que te preocupas por mí.
Acariciando su pelo le dije:
—A mi pone intranquila.
—De acuerdo. Ni bien llegue a casa lo guardaré.
—Es mejor que vayas ahora. Puedo esperarte —le repetí.
Adrián sonrió, pero eso no me dio la tranquilidad que necesitaba.
—Emma, solo hay una posibilidad de que yo vuelva a casa. Y esa posibilidad es hacerlo contigo.
—No es...
—No voy a desperdiciar un segundo de este día en cosas de trabajo—me aseguró —, así que, para tranquilidad de ambos, sugiero que me acompañes a casa. —Ahora sí qué por sus labios se asomó una sonrisa pícara de niño malo.
—En tu casa hay demasiada gente —le recordé.
—Los empleados serán ciegos, sordos, y mudos—me aseguró—. Pero si no quieres acompañarme, está bien, amor. Podemos ir a la casa del lago y cuando regresemos, guardaré el dinero.
Lo pensé por unos segundos y no, no me atrevía a pasearme con ese dinero por ahí rodando. No iba a poder estar tranquila.
Suspirando murmure:
—De acuerdo. Vamos a tu casa.
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Emma. A Solo Un Beso Del Pecado. (Terminada)
RomanceEmma es una muchacha dulce y tímida, nacida en una época pasada, bajo el seno de una familia religiosa y muy conservadora. A la edad de trece años, Emma sufre la desgracia de enterarse que padece de un mal, algo que no va a matarla, pero definitiva...