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Emma y yo nos casamos una semana después.

La señora de Aldama, lució un hermoso vestido de encaje, cuello alto y manga larga, de color crema, que su hermano y su madre le compraron con sus ahorros.

Yo quise tener ese honor... pero no se me permitió. Así que me encargué de los anillos de boda y de los preparativos. También hice todos los arreglos para la casa donde viviríamos.

Volviendo a lo importante, mi Emma se veía resplandeciente y hermosa cuando camino hacia el altar. Tenía un brillo en los ojos y una felicidad enorme en su sonrisa.
Fue una boda llena de familiares ... y amigos de mi padre.

Luego  llevé a mi  esposa a viajar y ver el mundo como ella  siempre había soñado. Vimos y recorrimos cuanto pudimos y cuanto mis  ahorros nos los permitieron.

Fue una luna de miel inolvidable.

Cuando volvimos, fuimos directo a la casa del lago, que ya sería nuestra residencia permanente. A la primera noche de llegar, llevé a mi esposa a las orillas del lago que admiramos durante muchas veces y ahí le hice el amor.

Quería recordar ese momento todos los días de mi vida. Así como recordaría la primera vez que la vi. El primer beso que le di. La primera vez que la traje aquí y que le confesé mi amor abiertamente. La primera vez que ella me dijo "si"

Todas las primeras veces de Emma, eran mías. Y la primicia que ella tenía de mí, era la más importante de mi vida. La de enamorarme de una mujer. La de entregarle mi amor, mi cuerpo y mi mente a alguien... a ella.

Emma era mi ángel, mi cielo completo.

**Años más tarde**

Cargaba a mi bebé en mis brazos, mientras su madre buscaba algo de ropa para cambiarle. Era su cumpleaños número dos y su abuelo como cada vez desde que nació, le celebraba con una gran fiesta, tirando la casa por la ventana.

—¿Ada sigue durmiendo? — preguntó su madre.

Miré a mi pequeña hija dormir en mis brazos y suspiré enamorado de esos cachetes regordetes.

Ante mis ojos, mi pequeña era la niña más hermosa del mundo.

—Como una piedra— respondí, peinando sus cabellos dorados. Desde que Ada nació, mi corazón no ha vuelto a latir con normalidad.

Cuando tenía días de nacida me pasaba en vela casi toda la noche, cuidando que nada le pasará, que los mosquitos no se acercarán... o simplemente, me la pasaba mirándola sin poder creer que ese pedacito de cielo sea mío.

Vivo cuidando que ella y su madre estén bien, porque mi vida depende de que ellas estén sanas y salvas.
Porque no hay nada que yo no haría por ellas, nada que no daría o intentaría por ellas. El mundo que me rodea empieza y termina aquí, con mi esposa y mi hija. Mi familia.

Por cierto, el nombre de mi pequeña se lo elegí yo.  Ada, significa: Dios responde.

Se lo puse, porque creo que así fue. Dios escuchó esas pequeñas suplicas que su madre y yo lanzamos alguna vez y nos respondió con este milagro.

Mi amada y yo hemos intentado tener más hijos, pero no hemos corrido con suerte. Los doctores dicen que es imposible.

No me pone triste ni nada esa noticia, a mi ángel, tampoco. Ambos sabemos que somos muy afortunados de haber podido procrear a Ada, y nos dedicamos en cuerpo y alma a ella.

De hecho, todos en casa nos dedicamos a ella. Empezando desde mi padre y terminando en Julio. Quién no deja de venir cada tarde a pasar tiempo con su hermana y su sobrina.

Las cosas entre él y yo han mejorado. Somos mejores amigos nuevamente. Y no solo eso, ya es mi cuñado. Mi padre dio la orden de que mi hermana Beatriz, se casara con Julio.

No es por nada, pero a mi padre le agrada lo trabajador que es Julio. Y es el único que no tiembla ante los berrinches de Beatriz. Así que mi padre le propuso a Julio, terminar de emparentar la familia y darle una lección a mi hermana.

No se casaría con un tipo rico, como ella lo soñaba.

Se casaría con un hombre trabajador y respetuoso. Con Julio Romero.

No tengo idea de porque Julio aceptó. Tal vez quería darle una lección a mi hermana, por tratarlo tan mal el primer año de conocerse.

O tal vez, porque le gusta Beatriz.

Emma y yo creemos eso. Ellos pelean todo el tiempo, pero hay momentos en que se miran... y parece que se olvidan de la existencia de los demás.

Ahora mismo llevan cuatro meses de casados. Viven en el hotel del pueblo.

Emma y yo cruzamos los dedos porque apliquen lo de, del odio al amor hay un solo paso.

La señora Rosaura vive en la casa del lago, con nosotros. Es un gran apoyo para Emma y para mí. Nos ayuda con Ada, con una dedicación y un amor, que solo un abuelo tiene para con su nieto.

Mi madre no deja de comprarle joyas y vestidos, aunque Ada es demasiado pequeña para tanto lujo aún.

Y mi padre, mi padre no deja de consentirla. Al primer grito que da Ada, él corre a socorrerla olvidándose sus dolencias. Vive arrodillado jugando con ella.

Ada es una bendición. Es la razón de nuestras sonrisas y es la razón por la cual, nos vemos obligados a arreglar nuestras discordias.

Incluidas las peleas de Julio y Beatriz.

Emma. A Solo Un Beso Del Pecado. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora