31.

387 42 15
                                    

Problemas tediosos.

Romina había conseguido mi actual dirección y había empezado a mandar cartas.

Mis padres estaban muy asombrados del contenido de estas, más porque una vez, Beatriz había abierto una y la leyó en voz alta durante la cena.

Les expliqué que Romina hacia esto frecuentemente, pero que yo no tenía ningún interés en ella.

—Deberías darle una oportunidad a esa chica. Al menos ella es de la misma clase de nosotros, hermano.

—Por supuesto que es de tu clase. Es descerebrada como tú—le solté, y debí prever que Beatriz haría algo para cumplir sus caprichos.

Y lo hizo.

A la semana siguiente, Romina llegaba a la casa.
La había invitado Beatriz, y aunque mi padre y yo la regañamos por su impulso, ella se empeñó en que Romina era amiga suya y qué la tendría como visita.
Y como yo no soy mucho de participar en las estupideces de mi hermana, me fui a un hotel, estuve fuera todo el tiempo en que Romina se quedó como “Visita de mi hermana”

Que fue una semana completa.

Hubiera estado enfadado con lo que había hecho Beatriz, pero esos días algo más preocupante me robaba el sueño.

Emma no respondía a mis cartas.

Este era el quinto día sin recibir noticias suyas y ya no lo soportaba.

—Hijo, a donde vas—papá estaba detrás de mí, mientras yo iba a recoger mis cosas—. Espera un poco más. Tal vez no tiene tiempo de escribirte.

—No, padre. Estoy casi seguro algo paso. 

—¿Algo como qué?

—Es lo que quiero averiguar. Ya la perdí una vez, padre, no voy a cometer ese mismo error.

—¡¿Es que tienes que ser tan fatalista siempre?!

—Siempre que tenga que ver con Emma… — en ese momento la mucama, entró y dijo:

—Carta para el joven Adrián.

Me detuve.

—Lo ves, seguro es de ella—oí que dijo mi padre.

De inmediato fui y casi le arrebaté la carta a la mucama. La abrí tan desesperado como lo estaría un hombre que no tiene noticias del amor de su vida.

Leí:

Mi amado Adrián.

Claro que te perdonó. Claro que lo hago.
Lamento muchísimo que tu madre haya fallecido, lo siento con todo mi corazón.
Ojalá hubiera podido estar ahí para abrazarte y ser de ayuda.
Me hubiera encantado estar ahí y que no atravesaras por eso tu solo.

Dale mis profundas y sinceras condolencias a tu familia, por favor.

He tardado mucho en responderte, después de que me entregaran tu última carta.
Perdona, pero es que antes no criaba coraje.
Pero hoy sí. Hoy te escribo estas líneas como despedida y para decirte que entiendo todo perfectamente.

Debo confesarte que he llorado mares desde que Romina me entregó tu última carta y me mostró que ya le habías dado el anillo de compromiso, que yo una vez rechacé.

Aquella vez fui una tonta, y aunque ahora me arrepienta, no sirve de nada. Tú te casaras con ella.

Honraras la última voluntad de tu madre. Y no te odio ni nada parecido, como piensas. El amor que yo siento por ti, va más allá de todos y todo. Además, estabas en todo tu derecho de hacerlo. Si tu madre te lo pidió con sus últimas fuerzas, tu deber era cumplirle.

Emma. A Solo Un Beso Del Pecado. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora