Adrián.
Estábamos en la casa del lago y Emma yacía denuda a mi lado.
Estaba dormida.
Yo acariciaba su pelo y traía una sonrisa que no se me borraba.Ya habían pasado varios meses desde que tomé su primera vez, y atesoraba eso como a mi propia vida. Pero para estas fechas gracias a mi falta de control y mi incapacidad de mantener las manos y mi cuerpo lejos de Emma, ya habíamos perdido la cuenta del número de veces en que habíamos hecho el amor.
A veces Emma comentaba, que, de ser fértil como las demás muchachas, yo ya la hubiera embarazado.
Eso era verdad. De ser diferente el caso, Emma ya hubiera terminado preñada, porque en verdad que a veces no podía contenerme teniéndola cerca.
En mi casa, la casa del lago, su casa... en donde ambos estuviéramos solos y en privado, era perfecto para amarnos.Emma, decía que tal vez deberíamos ir más despacio. Ella tenía esta errónea idea de que algún día me aburriría y ya no quería estar con ella.
Pero eso no podía ser.
Nunca me cansaría. Cada platica que tenía con ella, por más común que fuera, por sencilla y simple, me daba vida.
Y lo que más odiaba y me devastaba, era saber que no podía tenerla para mí más tiempo. Que no podía despertarme a su lado, hacer cosas sencillas, ni cuidarla cuando enfermaba.Cada día rogaba a Dios que me cumpliera el deseo de que Emma, fuera mía para siempre.
Que fuera mi esposa.
*
Al día siguiente mi padre llegó de emergencia con noticas que no eran buenas.
—Tu madre ha enfermado, Adrián. Te está llamando a su lado, hijo.
—¿Qué es lo que tiene?
—Aún no lo sé, pero necesito que vengas. La familia tiene que estar unida—dijo lloroso.
Asentí.
—Por supuesto, padre.
—Salimos hoy a la noche. Prepara tus cosas que será un viaje largo. Si es preciso te quedarás unos meses.
Mi corazón latió deprisa.
—¿Meses?
Mi padre asintió.
—En lo que tu madre se recupera, estaremos todos con ella.
Claro, pero...
—Es que necesito un poco de tiempo antes de partir, por favor padre.
—¿Pará qué necesitas tiempo? —preguntó frunciendo el ceño.
—Tengo que hacer algo antes de irme. Es muy importante.
—¿Hablas de la muchacha esta?, Quieres despedirte de ella ¿no?
Mi padre me conocía bien.
—La mataría si me voy sin decirle nada, padre. Además, yo necesito verla una última vez antes de partir.
Mi padre asintió.
—Salimos en la madrugada entonces.
—Gracias, padre.
—No agradezcas. Ya quiero ver cómo te las ingenias para hablar con ella por la noche.
En ese mismo momento envié con el chofer una nota a la iglesia, donde mi ángel se encontraba dando catecismo.
Le dije que hoy me esperará detrás de su casa, en el pequeño bosque, donde ya nos habíamos reunido antes.
***
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Emma. A Solo Un Beso Del Pecado. (Terminada)
RomansaEmma es una muchacha dulce y tímida, nacida en una época pasada, bajo el seno de una familia religiosa y muy conservadora. A la edad de trece años, Emma sufre la desgracia de enterarse que padece de un mal, algo que no va a matarla, pero definitiva...