Estuve deambulando por los pasillos de la biblioteca, pero no estaba presente aquí. Mi mente no paraba de pensar en lo que Adrián me había dejado en esos libros que llevo a casa.
No pude con la espera, así que abandone la biblioteca y con paso apresurado me dirigí a mi casa. Al salir afuera divisé el carruaje de Adrián frente al hotel, e imaginé que estaba saludando a mi hermano o viendo algunos pendientes de su propiedad... por un segundo tuve miedo de que se le saliera algo sobre nosotros... pero, ese miedo se disipó enseguida.
No. Adrián no haría nada para lastimarme—pensé.
*
Llegué a casa y por fortuna ni mamá ni papá estaban cerca, eso me pareció estupendo, porque mi plan de momento era irme a mi cuarto, tomar unas tijeras y abrir las contratapas de todos esos libros que Adrián me había dejado.Con las manos temblorosas y casi con emoción rebotándome en el pecho, abrí el primer libro que Adrián había traído. Saque una hoja cuidadosamente doblada, y en ella estaba dibujada su fina letra.
Preciosa Emma.
Mi padre siempre decía que donde siguiera siendo un muchacho problemático, lo único que sacaría sería que la muerte me encontrara en alguna taberna o callejón abandonado.
Tal vez tenía razón.
Reconozco que era un muchacho difícil, que iba por ahí aburrido de la vida y lo que tenía... hasta que te vi.
La primera vez que te vi, creo que me hechizaste con tu carita, con tus ojos esmeraldas y esa vocecita tímida que parecía calmarlo todo.
Confieso que al verte parada frente a la cama con ese delgado camisón que cubría tus tobillos y las hebras de tu cabello desparramadas por donde quisieran, creí que mi padre había acertado. Creí que había muerto en ese callejón, y que frente a mí se encontraba un ángel que venía a juzgarme por mis pecados. Pero me equivoqué. Eras tú.
Aún que para mí es lo mismo. Tú eres el ángel que hizo nacer un milagro, con solo aparecer a mi vista.
Creo que desde entonces pasaba mucho tiempo pensando, ¿Cómo podía ser así?, ¿Cómo tú, tan pequeña y tan frágil, podías mirarme y ya con eso derrumbarme los latidos?
¿Cómo el solo pensar en tu nombre, me hacía desear olvidar las tabernas y los problemas?
Desde aquella madrugada yo no deseaba otra cosa más que ser un muchacho de bien. Un muchacho que estuviera a la altura, y en el que tú te pudieras fijar.
Desde entonces empecé a frecuentar tu casa con el pretexto de charlar con tu hermano, y las pocas veces que te logré ver, siempre te estuve admirando tanto como pude, tú no te dabas cuenta, siempre estabas leyendo algún libro, hablando con tus padres o hermano... o simplemente estabas esquivando mis ojos.
Aun así, yo no dejaba de verte preciosa.
Y en todas esas idas y venidas fui memorizando unas cuantas cosas sobre sobre ti, hasta que realmente te conocí. También descubrí que cosas simples como una sonrisa tuya podían alegrarme los días más grises y enviarme a dormir tranquilo.
No tiene caso no querer admitir que me siento atraído hacia ti, porque lo estoy. Me gustas más de lo que creí posible, Emma.
Y aunque trato de no pensar en ti, tu recuerdo me golpea e imagino tu bello rosto y me doy cuenta de que no pensarte es imposible.
Sé que el destino es cruel y no permitirá que esta carta llegué pronto a tus manos. Tengo esa certeza. Pero, aun así, no perderé la esperanza de que un milagro suceda y me permita estar a tu lado algún día.
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Emma. A Solo Un Beso Del Pecado. (Terminada)
عاطفيةEmma es una muchacha dulce y tímida, nacida en una época pasada, bajo el seno de una familia religiosa y muy conservadora. A la edad de trece años, Emma sufre la desgracia de enterarse que padece de un mal, algo que no va a matarla, pero definitiva...