Capítulo 17

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Una larga espera en esa tétrica sala no era plato de buen gusto. Se acomodaron como pudieron y dejaron pasar el tiempo pacientemente. Había gente entrando y saliendo de una u otra puerta. Los nervios les atacaban cada vez que escuchaban el ruido metálico del mecanismo. Lara, a diferencia del resto de su familia, estaba apoyada en el hombro de su pareja y tenían las manos cogidas. Sus parientes guardaban más la compostura, como podían, y se limitaban a estar sentados, espalda recta y expresiones apáticas.

Después de lo que pareció una eternidad, el médico llegó para darles las ansiadas noticias. Al final de todo el drama, la cosa quedó en nada. Las pruebas habían descartado lesiones graves, se recuperaría con un poco de reposo aunque tenía que quedar ingresada unos días para que los médicos se aseguraran de que todo iba bien.

Los primeros en entrar en la sala a verla fueron sus padres, lógicamente. Lara no tenía prisa ahora que ya sabía que todo había ido bien. Cuando ya habían entrado todos, se levantó para ir adentro. Arrastró de la mano a Víctor, quién no sabía si tenía que entrar con ella o mejor quedarse fuera.

La habitación en la que se encontraba su prima Claudia era como la mayoría de los hospitales. Dos camas, una para cada enfermo, con una cortina en medio que los separaba. Una silla para los visitantes y el diminuto lavabo en la entrada. Las paredes blancas iban a conjunto con las sábanas del mismo color. Realmente no prestaron mucha atención a todos esos detalles sino, más bien, en verle la cara a Claudia.

Tenía algún que otro rasguño sin importancia. Por lo demás, parecía que hubiera estado durmiendo unas cuantas horas. Lara no sabía si chillar de alegría, como deseaba hacer, o quedarse callada. Optó por la segunda opción para no armar revuelo en la sala. Era como si aún no hubiera asimilado la noticia y estuviera en fase de shock. Fue su prima la que inició la conversación.

- ¿No me vas a presentar a este tío bueno? – en su cara asomaba una sonrisa. Estaba bromeando. Significaba que se encontraba bien, lo cual hizo reaccionar a Lara.

- Tss... Menos ¿eh? Que es mío. – estallaron en esas carcajadas típicas entre ellas. – Te presento a Víctor, mi novio. Y esta travesurilla de aquí es mi prima Claudia. – le dijo a su pareja.

- Encantado.

- Igualmente. – A diferencia del resto de la familia, Claudia estaba contenta de conocer a la persona que estaba con su prima. Ellas dos eran como hermanas y su relación iba mucho más allá de las apariencias.

- ¿Cómo estás?

- Bien. Me duelen los moratones y ya está. No ha sido grave.

- Pero has perdido la consciencia.

- Por un rato, sí. Pero me acuerdo de todo ¿eh? O sea, tampoco ha sido tanto.

- No podíamos saberlo nosotros. Un poco más y me da algo, joder.

- Lo siento. No ha sido culpa mía. Te lo han contado ¿no? – Lara se quedó callada. Le avergonzaba que su familia solamente hubiera tenido tiempo de discutir con ella. - ¿No? Joder. Pues uno que ha cogido el coche borracho y en la carretera se nos ha echado encima.

- Ostias... Tío, de verdad que no entiendo por qué cogen el coche si han bebido.

- Yo tampoco. – se quedaron en silencio unos segundos y Claudia decidió atacar. - ¿Por qué no te han dicho qué me había pasado?

- Me da hasta vergüenza decírtelo. – Suspiró pesadamente y miró a su prima, quién esperaba impasible la respuesta que quería. – Hemos estado ocupados discutiendo porque no les parecía bien que hubiera venido con él.

El día que la burbuja se rompióWhere stories live. Discover now