Capítulo 29

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El odio la consumía. Le hacía trizas el corazón. Le cegaba de tal manera que no veía la realidad que pasaba por delante de sus ojos como una telenovela. Se le esfumaba el tiempo que no usaba, lo desperdiciaba como si banal fuera. Mientras otros luchaban y se agarraban con uña y dientes a la mejor realidad que podían alcanzar, ella perdía ocasiones de la vida que no volvería a recuperar.

Hacía ver que tenía el control de su vida, que había ganado la batalla. Una guerra que tenía perdida desde que la empezó. No obstante, su orgullo le impedía verlo. No quería hacerlo. Porque la verdad le dolía como nunca nada. Una decisión le costó su felicidad. Una elección que no podía arreglar o eso creía. Pero el no querer aceptar y reconocer la verdad, no le permitía ni siquiera intentarlo.

Se había quedado completamente sola. Había creído, en su momento, que podría con todo, que no le dolería como lo hacía. Que la empresa seguiría viento en popa. Había subestimado a su exmarido. Había juzgado demasiado rápido a su hija y a sus elecciones. Y al final, la que no sabía escoger era ella misma. Se había equivocado y le estaba costando muy caro.

Volvió a leer el comunicado de su cliente, quien renunciaba educadamente a sus servicios. No era el primero que lo hacía. El primero le sorprendió, ahora ya le daba rabia. Sabía que su exmarido estaba detrás de todo esto. Le estaba quitando los clientes y ella no tenía manera de evitarlo. Las condiciones que les ofrecía él eran de seguro mejores. Pero ni siquiera mejorándolas, lograría su propósito. Jaime se había encargado durante demasiado tiempo de la empresa y se había ganado algo muy valioso, la confianza. Sus clientes le eran fieles porque nunca les había defraudado. En cambio, a ella no la conocían y, por tanto, no merecía su lealtad.

Estaba celosa de que Jaime hubiera rehecho su vida tan rápidamente. De que su hija le hubiese ayudado. De que ni siquiera la hubiera llamado ni mostrado necesidad de hacerlo. De saber que había conocido a otra mujer que, aunque de momento no pareciera que tuviesen ninguna relación, se veía claro que él había superado o, por lo menos, lo había dejado atrás, lo que había pasado entre ellos. Pero lo que más le dolía de todo, fue el darse cuenta de que se había equivocado con su hija y haberlo hecho tan tarde. Más tarde que Jaime. Ella, que siempre había presumido de ir primero que él, de ser más inteligente, más espabilada. Y era ella la que había cometido el error. Jaime se había dado cuenta a tiempo para no perder a su hija.

Le dolía verla hacer su vida independiente y no poderle explicar cómo se pone una lavadora. No haber podido participar en su independización. Que no le comentara sus problemas ni alegrías de pareja. Se lo había ganado. Era su culpa aunque no quisiera aceptarlo. Por lo que tuvo que refugiarse a sus poco éticos métodos. Esos que involucraban dinero y detectives.

Le había pagado a un tipo que le pareció de confianza para que siguiera de vez en cuando a su familia y le informara de cómo iban las cosas. Hacía tiempo que no sabía nada de él. Le pareció raro, puesto que le había pagado el trabajo. Pero dejó pasarlo por unos días. Él era el que le había explicado y traído fotos de su marido en su nuevo piso. El que le había contado que su hija había encontrado un trabajo que compaginaba con sus estudios y que su novio seguía trabajando en el mismo sitio que antes. Que los domingos comían juntos, toda la familia, y que también asistía la madre y hermana de Víctor. Su consuegra a la que ni siquiera conocía. Reían juntos y se lo pasaban bien, como una familia. Estaban unidos. Y ella había quedado fuera.

Pasaron unas semanas hasta que decidió ir a visitar a su detective. Ése que no había aparecido en los últimos días y al que le quería pedir una explicación por su pérdida del dinero. Eso la impulsó a coger el coche e ir a casa del tipo. Pero nadie le abría la puerta. Llamó al timbre varias veces sin obtener respuesta y cuando estaba a punto de irse, la puerta de al lado se abrió.

El día que la burbuja se rompióWhere stories live. Discover now