Bata de laboratorio. °10°

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Changbin se zafó bruscamente del abrazo, odiando sentir el frió cuerpo de Hyunjin, era repulsivo y de mal gusto su acción.


- Eres un mentiroso, aparte de eso un rogón, ¿Qué paso con tus pretendientes de esta y otras escuelas? –Soltó sus brazos hacia atrás en forma de enojo  llamando la atención del menor.

- Yo... Quería arreglarlo todo, quería que volviésemos a ser lo que solíamos ser, quiero... que me sonrías como cuando video llamábamos en las dulces mañanas, quiero todo de vuelta. –Explico moviendo sus manos con frustración, si el rostro de Changbin se veía demacrado el de Hyunjin era peor, era posible tocar los dientes de este atreves de sus mejillas, sus ojos se hundían y tenía ojeras de un color morado grisáceo, dando el sentimiento de que no podía conciliar el sueño.

- Me importa un carajo, así como tu mandaste al carajo nuestro todo, mandare al demonio tus sentimientos, tienes un noviecito ya, respétate y respétalo. –Dijo mirando con furia al menor, empujándolo y quitándolo de su camino.


Changbin había roto aquel pequeño corazón de cristal que se llenó de amor por el mismo, la única forma de destruirlo era que el mismo lo hiciera y... lo hizo.


Hyunjin se encontraba en la azotea todavía, llorando nuevamente como lo había hecho incesablemente desde que inició el año, el calor que antes estaba en el cuerpo de Changbin se rehusaba a quedarse en el huesudo cuerpo de este, pataleando y arañándose a si mismo encontrándose patético e inútil, así se sentía Hyunjin después de todo.


Changbin se regresó a su aula, era hora de laboratorio, pero maldita sea su suerte del día de hoy, había olvidado su bata y la profesora no le dejaría entrar sin esta, le quedaban 5 minutos para la clase y necesitaba la bata lo antes posible. Así fue como Changbin con sus cortas piernas corrió rápidamente hacia el aula que esperaba que fuera del pecoso, y si, 3ª, se encontraba sentado en medio, en la segunda fila después de la ventana, apuntando con rapidez en su libreta, Changbin se enterneció un poco pero después recordó a lo que iba.


- Ey, pecoso –Le llamo desde la puerta, los demás estudiantes reconocieron la voz de Changbin y se estremecieron, buscando refugio entre todos.

-¿Si? –Se levantó de su asiento y camino hasta Changbin, la diferencia de estaturas era notoria y daba risa.

- Préstame tu bata de laboratorio.

- Ahhhh, si si, creo que la deje en la mesita. –Fue a buscar en su banca, levanto la madera viendo el cajón y la saco, se la tendió amablemente pero en su rostro se veía que quería algo a cambio.

- Pídeme lo que quieras después, necesito ir corriendo por mis cosas, menos información personal. –Dio una palmada en el hombro del peli naranja pecoso y fue a su salón de clases por su mochila, corriendo como un loco hasta el laboratorio llego solamente 5 minutos tarde, nada de qué preocuparse.

La bata le quedaba extrañamente grande, haciéndolo ver más tierno que atemorizante, lo cual era verdad, sus ojos eran muy agresivos y expresivos, lo cual causaba miedo a los alumnos, pero en clase de laboratorio todos sonreían de manera tierna al verlo, esto solo enfureció a Changbin, creando que Changbin maldijera en medio de clase y ser expulsado de esta.

Solo *Changlix*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora