Las puertas se cerraban, las alarmas no dejaban de sonar y las puertas blindadas habían dejado de bajar, indicando que ese era el tope, la gran multitud se encontraba aterrorizada y algunos pocos intentaban mantenerse calmados y asimilar la "para nada creíble" situación.
─Pensaba que esto solo ocurría en las películas...
Se oyó decir a alguna voz de entre las cientas que se encontraban dispuestas en la sala.
─Mierda, y yo que había quedado con mi abuela para comer en su casa...
Se oían preocupados otros pensamientos, más por eso que incluso por su propia vida: ¿Acaso no saben dónde se encuentran? Estamos en medio de una situación de vida o muerte, seis tíos, (aunque más que tíos son chavales de mi edad) , o puede que incluso más, han entrado en la fábrica de dinero del banco nacional del país y nos han cogido como rehenes, nos han requisado a todos los teléfonos móviles y con ello la comunicación con el exterior; y, además, nos están amenazando a punta de pistola, o de metralleta, más bien.
─¡He dicho que os calléis!
Dijo uno de los secuestradores. Tenía una pinta peculiar, al igual que el resto de ellos, su pelo era morado, orientado casi verticalmente y deshecho. Sus ojos ─del mismo color que su cabello─, parecían ojos perdidos, como los de alguien que no encuentra su camino en la vida. Y respecto a su vestimenta, todos iban igual, con un mono (o peto) de color rojo —como si hubiesen escapado recientemente de alguna prisión—, y unas caretas de Salvador Dalí, las cuales erizaban el vello de la piel con una rápida mirada; aunque sólo se las ponían en ocasiones puntuales.
A continuación, comenzaron a repartir la misma indumentaria a todos los rehenes, alegando que era para evitar el reconocimiento facial por parte de la policía, quienes llevaban fuera desde hace 1 hora, esperando acceso seguro para poder adentrarse en el edificio.
Y yo que solo venía de excursión con mi clase... ─pensé.
─¡Vestíos! ¡Los baños se encuentran en la planta de arriba! ¡Separaos, las mujeres se van con ella ─dijo señalando a una de sus compañeras─, los hombres conmigo!
Dijo el mismo chico de antes.
Nos separamos como nos ordenaron y nos llevaron a los baños de nuestros respectivos géneros, yo (obviamente), entré en el de hombres. Me miré al espejo, mis cabellos rojos ya estaban volviendo a su posición natural, como si tuviesen algún tipo de imán hacia el suelo, siguiendo las famosas leyes de la gravedad. Siempre me lo peino hacia arriba, puntiagudo y con dos pequeños cuernos, todo para parecerme más a mí ídolo, el inspector Crimson Riot (o al menos ese es el nombre con el que se le conoce públicamente), quién seguramente estaría trabajando ahí fuera, para este caso; seguramente también se encontraría con el considerado inspector #1 de todos los tiempos, el inspector All Might, ¿cuánto tardarán en sacarnos de aquí?...
─¡Vestíos de una maldita vez, ya han pasado dos minutos!
Exclamó un moreno cuya tez se asemejaba a la de un ave. ¿Cómo puede la gente acabar de esta manera? Es decir, mi abuela siempre me dice que tengo toda la vida por delante, y que debo aprovecharla, ¿y es de esta forma como la gastan algunos?
Acatando órdenes ─ya que no pensaba desobedecer ninguna, al menos por el momento─, me quité la ropa cómoda de calle que llevaba hasta ese momento y me vestí con la prenda que me habían otorgado.
─¿Por qué tenemos que llevar esto? El rojo no me queda nada bien.
─¿Te crees que a mí me gusta como me queda, presidente de clase? ─dijo Sero (uno de mis compañeros), debatiendo con Iida, el presidente de mi clase; como bien indicó.
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紙の家 // kami no ie // - Bakushima
FanfictionKirishima, Kaminari, Iida, Yaoyorozu, Tsuyu y más alumnos de la clase 1-A son encerrados junto a otros rehenes en el banco nacional de Japón, ahora están bajo el mando de una banda de ladrones formada por Bakugou, Todoroki, Shinsou, Midoriya, Jirou...