紙の家 // kami no ie // - Bakushima

REUNIÓN

  Cada uno de nosotros se encontraba en una parte del lóbrego barco hasta que decidí reunirlos a todos en la parte central, donde se hallaba dispuesta una mesa de metal pintada de un azul gris corroído por el óxido y dos pequeños bancos del mismo material, algunos decidieron sentarse y otros optaron por quedarse de pie para escuchar mis palabras:

─Vale, este es el punto culminante de la situación, lo peor ya ha pasado, ¿qué es lo que planeáis hacer con tanto dinero?

─Yo ya tengo hecho lo que quería, fastidiar a mi padre y desmoronar su imperio, no necesito nada más. ─expresó Ámsterdam colocando las manos sobre la mesa y con una mirada fría como el hielo.

Kaminari y Dublín intercambiaron miradas antes de hablar, llegué a la conclusión de que ya lo tenían pensado:

─Nosotros ─comenzó el rubio─, pensábamos en retirarnos a una isla lejos de aquí, al Caribe o algo así.

─Con que recordéis el hecho de que la policía va a estar registrando masivamente a cada uno de nosotros, incluido a ti ya que conocen tu rostro, y que no podréis comunicaros con nadie estoy de acuerdo con vuestra decisión. ─opiné yo.

─Es verdad, ahora que lo dices, ¿por qué reclamaban a Kirishima? ─preguntó curioso Dublín.

─¿Eh? ─Su cara de sorpresa indicaba que no tenía ni idea de lo que había ocurrido con los agentes, no cabía la posibilidad de que nos estuviese traicionando, o eso era lo que mi corazón quería pensar. Tampoco pensaba darles a Kirishima, antes prefería entregarme que alejarme de él de esa manera.

─Cierto... ¿Por qué preguntaron por ti con tanta efusividad? ─preguntó esta vez Roma.

Kirishima comenzó a tiritar mezclado de unos sudores fríos que le recorrían la cara, incapaz de hablar. Claramente él sabía algo que nosotros no.

─ Kirishima.

Se giró hacia mí, intentando evitar el temblor de piernas.

─¿Qué has hecho?

Continuaba sin pronunciar un solo murmullo, tenía miedo, estaba asustado de mí.

─Sabes que puedes confiar en mí, no te voy a hacer nada, pero dime, ¿qué es lo que hiciste mientras estábamos allí dentro?

─Yo...

Observé que rodó por un instante los ojos hacia Kaminari, tratando de comprobar algo, comprendí que su eléctrico amigo también poseía aquella información.

─Pikachu.

─¿Yo?

─¿Tú sabes algo de esto?

─¿Qué? ¡No, de verdad que..!

Su rosado rostro se abrió dando lugar a un expresivo gesto que inundaba su cara por completo.

─Denki, ¿qué ocurre?

─Kirishima, ¿se refieren a...?

Él asintió escondiendo los labios, apretándolos con fuerza.

─No puede ser, ¿no se lo has contado todavía?

Apareció el mismo semblante en su cara, pero esta vez negando la pregunta.

─Eijirou, ¿qué ha ocurrido? ─intenté decir con la voz más dulce tranquila, para que no se asustara.