紙の家 // kami no ie // - Bakushima

ÁMSTERDAM Y LISBOA VI

(Día 15: mediodía)

─¿De dónde vendrá Kiev? ─preguntó Lisboa.

─Creo que de la tercera planta, probablemente de la ducha.

─¿Cómo eres tan inteligente? Podrías ser detective.

─Uno, bajaba por las escaleras y nosotros nos encontramos en el segundo piso; dos, tiene el pelo mojado.

─Uh, claro, era eso...

─¿Qué murmuráis?

Alzamos la vista velozmente, no nos creíamos de quién procedían esas palabras.

─¿¡Kiev!? ¿Dónde fueron tus palabras groseras?

─Cállate nerd.

─¡No ha dicho "maldito"!

─Lo que sea, no permitiré que arruinéis mi buen estado de ánimo.

Y se marchó.

─¿Tú crees que...?

─¿Le ha ido bien con su crush? Definitivamente. ─sentencié.

─¿Te apetece un viaje a las duchas? ¡Ámsterdam deja de sangrar por la nariz, pervertido! ─gritó debido a mi roja cara y el chorro de sangre que caía por mi orificio nasal al pensar lo que podría pasar allí─. ¡Vamos a buscar pruebas!

─Lo sé, lo sé... -dije desmotivado.

Llegamos a las duchas y de primeras no vimos ningún rastro de "acción" reciente. Las baldosas negras de mármol que tenía la sala como suelo relucían de lo pulcras que se encontraban, al igual que las que funcioanaban como paredes.

─Ámsterdam, ¿qué es eso?

Lisboa se había metido en la ducha común, se había quedado observando el desagüe; me acerqué junto a él para observar una especie de líquido esponjoso que el desagüe no había conseguido succionar.

─Parece que aún no está seco... ¿piensas que es lo mismo que yo?

─¿Te refieres a...?

─Sep.

─Entonces sí.

─Kiev acaba de masturbarse pensando en la persona que le gusta donde nos bañamos todos, estupendo.

─¡Espera! ─ Exclamó Lisboa percatándose de algo más─. No creo que lo haya hecho solo...

─¿Por qué?

─Ahí hay un pelo... que definitivamente no es de Kiev ─sentenció tras examinarlo durante unos segundos─, porque es rojo...

─¿Rojo? Entonces... ¿está enamorado de verdad? Y lo que es peor... ¿alguien se ha enamorado de él en serio?

─Eso parece... ¡Genial! no hay muchas personas con el cabello rojo... y menos entre los estudiantes.

─¿Estás pensando en alguien?

─Me suena haber visto a alguien con esas características... Vayamos a comprobarlo, ya casi lo tenemos.

Lisboa y yo bajamos a la primera planta, donde se encontraban algunos de los rehenes.

─Aquí no hay ningún estudiante.

─Todos ellos trabajan en la sala de máquinas.-le recordé.

─¡Cierto!

Al llegar, vimos a Kiev observando, como siempre. Le echamos un gran ojo a toda la sala y a todos los jóvenes que se encontraban trabajando.

─Ámsterdam, el chico que está en la primera máquina ─me susurró Lisboa al oído.

Miré hacia donde me indicó y me fijé en el chico.

─¿El de la bandana blanca en la cabeza?

─¡Ese, ese!

Me fijé en su peto, estaba manchado y arrugado ─Y no debido al trabajo─. También me fijé en que se me hacía familiar.

─¿Ese no es el chico que estaba en la sala de reuniones la otra vez?

─Tienes razón... Y ahora que lo pienso, ¿no es también el amigo del chico rubio que siempre está con Dublín?

─Sí... también lo he visto con Kiev varias veces...

─¿Eso quiere decir qué...?

Miramos a Kiev, absolutamente le estaba mirando con atención, a él, estaba embobado mientras lo hacía.

Inmediatamente nos miramos emocionados.

─¡Lo tenemos! ─gritamos al unísono.

─¿Tener qué? ─preguntó Kiev con un tono medio curioso y medio despreocupado al mismo tiempo.

─Kiev, Ámsterdam y yo te deseamos la mejor de las suertes con ese chico.

─¿De qué coño hablas?

─No finjas, ya lo sabemos todo, le trataremos mejor que al resto, te lo aseguro.

Tras Lisboa decir eso, nos marchamos, dejando a un enervado a la par que ruborizado Kiev atrás.

Al salir de allí, ambos chocamos las manos en señal de victoria.

─Somos los mejores detectives del mundo.

─Y que lo digas, pequeño.

─¿Pequeño?

─No me mires así, es un apodo cariñoso.

Acaricié su cabello y volvimos junto con Roma y el resto.