¿DESPEDIDA?

126 19 1
                                    

 Todos amanecimos y llenamos nuestros estómagos, en la media hora que tuvimos de descanso antes de la última reunión de grupo, Kiev y yo fuimos a nuestra habitación y nos tiramos sobre la cama, fueron unos placenteros 20 minutos. En los 10 restantes, fuimos al servicio a curar la herida de Kiev, había mejorado mucho, ya no estaba tan infectada y la zona estaba menos hinchada, pero aún así, sentí unos quejidos de dolor:

¿Te duele? Alcé la vista hacia su rostro

No.

No tienes que mentirme.

Tsch, un poco...

¿Bastante?

Sí.

Dime cuando te duela, conmigo no tienes que hacerte el duro.

Tú no me das órdenes.

De acuerdo, pues cúrate tú sólo. Dejé el desinfectante sobre el lavabo e hice el ademán de marcharme, cuando me detuvo con su voz.

No te vayas. Quédate.

Le di un vistazo al torso desnudo de Kiev, la herida abierta a medio curar no le quitaba el atractivo, hice el esfuerzo de resistirme, pero el grave tono de voz con el que me pidió que me quedara fue más fuerte que yo.

Prométeme que vas a dejar de actuar cuando estés conmigo.

Yo no actúo.

No me ocultes nada a partir de ahora.

No lo hago.

¿De verdad quieres que esté aquí?

Está bien. Te diré cuando me duela...

No sólo cuando te duela, Me acerqué a él y me agaché de cuclillas a la altura de sus rodillas, apoyando mis manos sobre sus muslos─. También cuando estés mal, cuando te sientas sólo, cuando necesites a alguien para hacerte compañía, dime todo lo que necesites, todo lo que desees que esté al alcance de mi mano; sólo quiero lo mejor para ti, Katsuki.

Hubo unos segundos de completo silencio, hasta que lo único que salió de su boca fue:

Tsch.

Y deja de hacer eso cuando no sepas qué decir.

Hago lo que quiero.

¿Ah, sí? Kiev estaba sentado sobre la taza del retrete así que me levanté repentinamente y ascendí su barbilla, causando que me mirara fijamente, que sintiera que quien tenía el dominio de la situación no era él.

Noté como sus rosadas mejillas se tornaban rojas levemente y giraba la cara hacia el otro lado , así que sonreí de manera traviesa.

Buen chico. Recorté los centímetros de distancia que había entre nosotros y le besé, fue un sólo beso, pero largo, cambiando de lado nuestros labios continuamente y respirando el aroma del otro.

Agarré unas vendas limpias guardadas en uno de los cajones y se las puse a Kiev sobre la herida, ya curada del todo por ese día. Le ayudé a levantarse de manera que no se hiciera daño en la lesión y puse su brazo alrededor de mi hombro.

Al bajar al primer piso y entrar en la sala de reuniones, Roma, Ámsterdam y Lisboa ya estaban allí, sentados en sus puestos oficiales. Esperamos al resto del grupo, los últimos en llegar fueron Kaminari y Dublín, cuya excusa fue que el rubio se durmió de nuevo y no quería despertar.

Bien. Escuchad con atención, no podemos irnos de aquí como si nada hubiese ocurrido, nos interceptarían de inmediato. comenzó Kiev.

¿Y cuál es tu plan, boss? preguntó Roma.

Recogemos nuestras cosas, lo dejamos todo tal y como estaba antes de venir y nos subimos al camión con el cual vinimos. Un barco nos estará esperando a las 19:00h en el puerto, abandonamos al camión y nos montamos en el barco, allí os daré más instrucciones.

Suena todo muy bonito y tal, pero, ¿y si nos pillan? no es que nueve personas cargadas de fajos de dinero subiendo a un barco no sea nada sospechoso. objetó Ámsterdam.

¿Crees que no he pensado en eso, idiota mitad-mitad? No nos podrá ver nadie porque es una zona del puerto reservada, además, quien maneja el barco es uno de los nuestros, un viejo amigo de mi padre.

¿Cuál es la probabilidad de éxito? preguntó esta vez Lisboa.

100%.

Muy bien, y ahora siendo realistas dijo Roma.

100%

Venga ya, eso no puede ser. bramó Dublín.

¿Os acordáis? Vivimos en una maldita sociedad con quirks, dones y poderes mágicos, y nosotros contamos con los mejores de estos. Ámsterdam, tú crearás un muro de hielo para evitar ser descubiertos, ya sé que he dicho que es imposible, pero por si acaso, Seúl, tú usarás a tu pájaro...

Se llama Dark Shadow.

Como se llame, y transportarás el dinero del camión al barco. Roma, tú estarás atenta y escucharás si se acercan enemigos. El resto, estad alerta por si se os necesita.

Como ordenó, subimos a recoger nuestras cosas, yo sólo llevaba un pantalón vaquero azul y una sudadera gris de Kiev ya que dejé mis pertenencias atrás el día de la huida.

Estábamos listos para marchar.

紙の家 // kami no ie // - BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora